La esperada cita comenzó con un apretón de manos y una foto para la posteridad entre ambos mandatarios a la entrada del hotel Capella en la isla de Sentosa, y a continuación Trump y Kim participaron en una serie de reuniones en las que manifestaron su esperanza de que la cumbre sea un éxito.

"Me siento realmente bien. Vamos a tener una gran conversación y creo que un éxito tremendo", dijo Trump ya sentado a la izquierda de Kim al comienzo de su primera reunión de unos 48 minutos a solas entre ambos mandatarios.

"Creo que va a ser algo realmente exitoso y creo que tendremos una relación estupenda, no tengo dudas", agregó Trump, mientras que el líder norcoreano destacó que su país y Estados Unidos han superado "muchos obstáculos" para conseguir celebrar el encuentro.

"No ha sido fácil llegar hasta aquí. Las viejas malas prácticas y los prejuicios han tapado nuestros ojos y oídos y han obstaculizado nuestro camino, pero hemos logrado superar todo eso", comentó Kim en coreano.

Pese a que los dos mandatarios se mostraron inicialmente con el rostro serio y no sonrieron hasta justo antes de entrar en la sala donde tuvo lugar su primera reunión, también hubo ocasión para que intercambiaran algunas bromas.

"Mucha gente en todo el mundo pensará que esto es algún tipo de fantasía de una película de ciencia ficción", dijo el mariscal norcoreano al mandatario republicano durante un breve paseo por los pasillos a la entrada del hotel, según las palabras de su traductor captadas por las cámaras presentes en el encuentro.

Kim podría haberse referido así al carácter histórico e inesperado del encuentro entre dos líderes que apenas hace un año intercambiaban insultos y amenazas durante una fase de máxima tensión entre Pyongyang y Washington.

Después del primer careo entre ambos que, según Trump, fue "muy, muy bien", participaron en una segunda reunión ya acompañados de sus delegaciones.

Kim comentó al inicio de las conversaciones que agradecía poder estar ahí para "hablar de temas importantes" y prometió que colaborará con Trump, quien aseguró: "Vamos a trabajar para resolver los problemas juntos".

En esta reunión de aproximadamente hora y media participaron también el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, que se ha reunido dos veces con Kim en Pyongyang;el jefe de gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, y el asesor de seguridad nacional de Trump, John Bolton.

A la derecha de Kim Jong-un se sentó Kim Yong-chol, considerado uno de sus más estrechos colaboradores y una de las figuras de más peso del régimen en cuanto a relaciones exteriores y espionaje.

En los flancos de la mesa se situaron Ri Yong-ho, actual canciller norcoreano, y Ri Su-yong, excanciller y otra figura considerada muy cercana al mariscal norcoreano.

"Creo que esto es el preludio para una maravillosa paz", afirmó Kim durante la reunión, quien añadió que la cumbre ha tenido lugar "pese a un pasado superado con valentía y que nos impidió avanzar, además de las miradas y de las dudas del exterior".

El líder norcoreano reafirmó su voluntad de alcanzar "un gran acuerdo juntos" y de "aprovechar esta oportunidad", algo que "no se ha podido lograr antes".

Tras la segunda reunión, ambos líderes y las delegaciones celebraron un almuerzo de trabajo, al que también se sumaron otras figuras no presentes en el encuentro previo, entre las que destaca la hermana de Kim Jong-un y una de sus más estrechas colaboradoras, Kim Yo-jong.

Una vez terminado el almuerzo, el presidente estadounidense dijo que su reunión con el líder norcoreano había ido "mejor de lo esperado", y anunció que ambos planeaban firmar en breve un documento del que no dio detalles.

"La reunión (con Kim) ha sido realmente fantástica. Ha habido muchos avances. (Ha sido) lo máximo", aseguró Trump.