Washington - El presidente estadounidense, Donald Trump, hará el próximo 13 de julio su primera visita al Reino Unido y se reunirá con Theresa May, anunció ayer la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders. La portavoz de Trump hizo el anuncio durante un encuentro con los hijos de los periodistas que cubren habitualmente la Casa Blanca, que visitaban ayer la residencia presidencial, y dijo únicamente que el viaje será “una visita de trabajo” al Reino Unido.

El embajador del Reino Unido en Washington, Kim Darroch, confirmó la visita en su cuenta oficial de Twitter, y dijo estar “encantado” por el anuncio de la visita de Trump. En enero pasado, Trump suspendió un viaje que tenía previsto al Reino Unido este año con el objetivo de inaugurar la nueva embajada estadounidense en Londres, y justificó su decisión porque, a su juicio, su predecesor, Barack Obama, malvendió la antigua legación estadounidense en ese país.

“La razón por la que he cancelado mi viaje a Londres es que no soy un gran fan de que el Gobierno de Obama vendiera quizás la embajada de mejor calidad y mejor localizada de Londres por cacahuetes, solo para construir una nueva en una mala localización por 1.200 millones de dólares. Un mal trato. Querían que cortara la cinta. ¡No!”, dijo Trump entonces en Twitter.

Fue Bush y no Obama En realidad, el presidente que en 2008 tomó la decisión de cambiar la embajada fue George W. Bush (2001-2009), según figura en artículos de prensa publicados entonces. Según revelaron los medios de comunicación británicos, no obstante, la verdadera razón por la que Trump canceló su visita era el miedo a ser recibido con grandes protestas en Londres.

Hace ya más de un año que la premier británica invitó a Trump a hacer una visita de Estado al Reino Unido, una invitación que extendió cuando visitó la Casa Blanca el 27 de enero de 2017, poco después de que el magnate fuera investido presidente. En un principio, May fue considerada la “mejor aliada” del presidente Trump en Europa, pero la relación entre ambos líderes se fue deteriorando el año pasado debido a varios polémicos mensajes del mandatario estadounidense en Twitter.

En el pasado mes de noviembre, el mandatario estadounidense despertó especial indignación dentro del Gobierno británico y en otros muchos sectores en Reino Unido al compartir en la red social Twitter tres mensajes de una política británica del partido de extrema derecha Britain First, en los que se mostraban actitudes violentas de supuestos musulmanes. - Efe