Islamabad - Alrededor de 230 policías e islamistas resultaron heridos y más de un centenar de personas fueron arrestadas ayer durante una operación policial para dispersar una protesta que bloquea desde hace dieciocho días una de las entradas a Islamabad, en demanda de la aplicación de la ley antiblasfemia. La operación comenzó a primera hora tras cumplirse un ultimátum de un tribunal a los seguidores del clérigo Khadim Hussain Rizvi, que demanda la dimisión del ministro paquistaní de Justicia, Zahid Hamid, por un cambio en la forma de jurar los cargos electos. Unos 5.500 efectivos de las fuerzas de seguridad cargaron con pelotas de goma, gases lacrimógenos y cañones de agua contra unos 1.500 manifestantes, que respondieron con piedras, gases y granadas, informó en un comunicado la Policía. Los manifestantes se retiraron tras los primeros choques, pero regresaron más tarde y, tras varias horas, las fuerzas de seguridad pararon la operación sin lograr dispersar la protesta. “Para salvaguardar vidas humanas, los cuerpos de seguridad han suspendido las operaciones por el momento”, según la nota policial. En los choques en Islamabad resultaron heridos dos centenares de personas, de ellos 108 miembros de las fuerzas de seguridad, dijo el portavoz de la Policía de la capital, Mohamed Rafique. Las protestas se extendieron a al menos a otras seis ciudades, entre ellas Lahore (este del país) y Karachi (sur).

El portavoz policial de Karachi, Mohamed Jamshed, detalló que al menos 30 personas habían resultado heridas en la ciudad, que fue escenario de varias protestas.

“En algunos puntos hay unos pocos manifestantes, en otros hay varios cientos, aunque no se han producido enfrentamientos”, señaló, por su parte, el portavoz de la Policía de Lahore, Khushi Mohamed. Además, al menos 144 manifestantes fueron detenidos, de acuerdo con la Policía.

El ministro paquistaní de Interior, Ahsan Iqbal, afirmó en declaraciones a la televisión estatal PTV que su intención es “limpiar” la zona sin pérdida de vidas humanas y señaló a la vecina India como responsable de los incidentes. Los manifestantes “han contactado con la India ¿por qué? Lo estamos investigando”, manifestó Iqbal.

Mientras tanto, el jefe del Ejército, Qamar Javed Bajwa, telefoneó al primer ministro, Shahid Khagan Abbasi, para “sugerirle” que gestionase la crisis evitando la violencia, como escribió el portavoz de los militares, general Asif Ghafoor, en su cuenta de la red social Twitter.

La Autoridad Reguladora de Medios de Pakistán (PEMRA, en sus siglas en inglés) había prohibido la emisión en directo en las televisiones de imágenes de la protesta y varios canales fueron sacados del aire por hacerlo.

Al mismo tiempo, redes sociales como Facebook y Twitter dejaron de funcionar en el país, aunque no hubo ningún anuncio oficial acerca de su bloqueo.

Los manifestantes acamparon el 7 de noviembre en la principal autopista que une Islamabad con la ciudad de Rawalpindi, en demanda de la dimisión del ministro de Justicia, lo que ha provocado grandes atascos y el cierre de algunos colegios en la capital.