Pekín - China y EEUU, tradicionalmente enfrentadas por el crónico superávit comercial chino, acercaron ayer posturas con la firma de acuerdos por valor 253.500 millones de dólares (218.600 millones de euros), que podrían equilibrar la balanza comercial si se llevan a la práctica. Se trata de la primera vez en que Donald Trump viaja al país asiático y lo hace en el marco de una visita oficial al presidente chino, Xi Jinping, quien lo ha recibido con máximos honores para discutir no sólo temas políticos, como la crisis norcoreana, sino también asuntos económicos. La reunión que mantuvieron ayer en el Gran Palacio del Pueblo en Pekín ha sido escenario de distintos acuerdos entre compañías de los sectores energético, aeronáutico, agroalimentario o automovilístico, entre otros, que podrían ayudar a reconducir una actividad comercial que Trump considera “muy injusta” para Estados Unidos. “Actualmente, (esta relación) es muy unilateral e injusta, pero yo no le culpo a China por ello. Después de todo, ¿quién puede culpar a un país de aprovecharse de otro para beneficiar a sus ciudadanos? Le doy mucho crédito por hacerlo”, proclamó Trump.

El presidente estadounidense lamentó que la balanza comercial entre ambos países ha sido durante “muchos, muchos años” injusta para su país, pero atribuyó la culpa a administraciones anteriores en Washington, por no haber sabido controlar el déficit excesivo.

Precisamente ayer las autoridades chinas publicaron los datos de comercio exterior del gigante asiático durante los diez primeros meses del año, que muestran que China registró un superávit con EEUU en el comercio de bienes por valor de 233.000 millones de dólares, la segunda cifra más alta para ese periodo de los últimos años.

Aunque los acuerdos anunciados ayer podrían atajar ese desequilibrio, una buena parte de ellos no son nuevos en realidad o son solo memorandos de entendimiento, por lo que podrían no llegar a fructificar en la práctica. De lo que no se habló en la reunión fue del mayor acceso a los mercados financieros que Estados Unidos demanda a China, ni tampoco de las restricciones que el gigante asiático impone a las empresas extranjeras (incluyendo las estadounidenses) que operan en su territorio o buscan hacerlo.

Aún así, el presidente Xi se mostró optimista, confirmó su compromiso con la apertura económica de China y con la cooperación entre los dos países, pero le pidió a su homólogo estadounidense que más empresas chinas inviertan en ese país.

Entre los acuerdos destaca el alcanzado entre Boeing y el grupo China Aviation Supplies Holding, que le comprará 300 aviones por 37.000 millones de dólares (32.000 millones de euros) para aumentar su capacidad y satisfacer así la creciente demanda del sector. También se firmaron operaciones para explorar y extraer gas natural licuado en Alaska (por 43.000 millones de dólares, 37.000 millones de euros), comprar automóviles y componentes de automoción o adquirir chips y soja.

Los tratados fueron tildados por el presidente Xi como “buenos ejemplos del gran potencial y de la naturaleza de beneficio mutuo de la cooperación entre China y Estados Unidos”. Trump, que se mostró muy agradecido por el recibimiento que ha tenido en Pekín, dijo que su administración “está comprometida en mejorar las relaciones comerciales y los negocios con China y está trabajando duro para que su relación sea justa y recíproca”.

Fácil solución a Corea del Norte Por otro lado, el presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó ayer en Pekín que China “puede solucionar fácil y rápidamente” la crisis creada por los programas de armas nucleares y misiles balísticos de Corea del Norte. En una intervención en un foro de negocios durante su visita de estado a China, Trump pidió al presidente chino, Xi Jinping, que estaba sentado a su lado, que trabaje “muy intensamente” en esta cuestión. “Una cosa sé sobre su presidente: si trabaja en algo intensamente, lo conseguirá, no hay duda”, aseguró Trump a los ejecutivos de grandes corporaciones chinas presentes en el evento.

Sin embargo, el presidente estadounidense no dejó de agradecer profusamente a Xi por las medidas que Pekín ha tomado en los últimos meses, especialmente las recientes decisiones de limitar aún más el comercio con Pyongyang y cortar los vínculos bancarios.

Trump también hizo un llamamiento a Rusia “para que ayude a controlar esta situación, que potencialmente puede ser muy trágica”. “Todos los países” deben unirse para evitar que Pyongyang “pueda amenazar al mundo con sus armas nucleares”, insistió en una declaración a la prensa inmediatamente posterior. El presidente estadounidense recalcó que había acordado con Xi “no replicar los enfoques fallidos del pasado, que hubo muchos”, en los esfuerzos para poner fin al programa atómico de Pyongyang. Y dijo que él y Xi se comprometieron “a aumentar la presión económica hasta que Corea del Norte abandone la senda temeraria y peligrosa” que ha emprendido.