Washington - El presidente de EEUU, Donald Trump, condenó ayer al Ku Klux Klan (KKK), a los neonazis, a los supremacistas blancos y a “otros grupos de odio”, después de dos días de críticas por la tibieza con que respondió al ataque en Charlottesville (Virginia). “El racismo es el mal. Y aquellos que causan violencia en su nombre son criminales y matones, incluyendo el KKK, los neonazis, los supremacistas blancos y otros grupos de odio que son repugnantes para todo lo que valoramos como estadounidenses”, dijo en una declaración televisada y sin preguntas desde la Casa Blanca. “A todos los que actuaron criminalmente en la violencia racista de este fin de semana, rendiréis cuentas completamente. Se hará justicia”, leyó Trump.
Poco antes de su comparecencia se supo que el juez ha negado de momento la libertad bajo fianza a James Alex Fields, el joven blanco con conocidas ideas neonazis que el sábado arrolló a un grupo de manifestantes antifascistas en el centro de Charlottesville. En el suceso murió Heather Heyer, de 32 años, y otras 20 personas fueron heridas, según el balance actualizado ayer por el presidente.
Trump, que comenzó su alocución alardeando de la buena marcha de la economía, condenó a los grupos de odio después de recibir durante 48 horas múltiples críticas, incluso desde su partido, por haber responsabilizado a “muchas partes” del “odio y fanatismo” vistos en esa ciudad de Virginia. Ese fue su mensaje del sábado, en una breve declaración desde su club de golf de Bedminster (Nueva Jersey), sin apuntar a los supremacistas que convocaron la marcha Unir a la derecha en protesta por la retirada de una estatua del general confederado Robert Lee, considerado un símbolo de la defensa de la esclavitud y el racismo.
La polémica arreció pese a los intentos de la Casa Blanca, del vicepresidente, Mike Pence, y del fiscal general, Jeff Sessions, por argumentar que en la condena de Trump estaban incluidos el KKK, los neonazis y los supremacistas blancos. Tampoco ayudó a calmar las aguas, sino lo contrario, los mensajes de celebración publicados durante el fin de semana por algunos de estos grupos extremistas en internet, congratulándose de que Trump evitó mencionarles en su declaración.
Ante la presión, Trump compareció ayer desde la Casa Blanca para leer un mensaje que, aunque decía todo lo que se echó en falta el sábado, no convenció a muchos observadores, que lo atribuyeron a una imposición de su equipo para atajar la polémica. Solo horas antes había cargado en Twitter contra el presidente del gigante farmacéutico Merck, Kenneth Frazier, por abandonar el Consejo de Fabricantes Estadounidenses del mandatario debido a la postura del gobernante ante los grupos supremacistas.
Tras su declaración en la Casa Blanca no hubo preguntas, a pesar de que el viernes anunció que ayer daría una “gran conferencia de prensa”, sin especificar el tema a tratar. “Como dije el sábado, condenamos en los términos más duros posibles este atroz despliegue de odio, intolerancia y violencia. No tiene lugar en Estados Unidos”, defendió Trump en esta ocasión, al tiempo que argumentó que sus palabras eran una continuación de su mensaje de hace dos días.
“Como he dicho muchas veces antes, independientemente del color de nuestra piel, todos vivimos bajo las mismas leyes y saludamos a la misma gran bandera y estamos hechos por el mismo dios todopoderoso”, afirmó. Además, recordó que como candidato prometió “restaurar la ley y el orden” en el país, algo que están “cumpliendo” las agencias federales, de manera que el Gobierno no escatimará recursos para “que todos los niños crezcan libres de violencia y miedo”.
Investigación También subrayó que el FBI y el Departamento de Justicia han abierto una investigación de derechos civiles sobre el ataque que perpetró James Alex Fields, que enfrenta cargos por asesinato en segundo grado, por herir malintencionadamente y por huir tras el suceso. Trump habló a la nación tras reunirse con Sessions y con el director del FBI, Christopher Wray, para abordar el ataque, en un paréntesis de sus vacaciones en Bedminster.
Sessions dijo ayer en la cadena ABC, antes de ese encuentro, que el “malvado ataque” de Charlottesville cumple los preceptos legales para ser considerado “terrorismo”, algo a lo que Trump no se refirió en su declaración. La importancia de que el ataque se declare “terrorismo” es más simbólica que práctica, ya que esta denominación no acarrea penas adicionales pero sí es clave para quienes denuncian que solo se usa la palabra terrorismo cuando el atacante es una persona musulmana. Bajo la Ley Patriota, aprobada tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, una violación de las leyes estatales o federales es “terrorismo” cuando se efectúa, entre otras cosas, para “intimidar o coaccionar a una población civil”. - Efe