Londres - El manifiesto del Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en ingles), fija la celebración del referéndum independentista escocés para el final de la negociación del Brexit, es decir dentro de dos años. Su primera ministra, Nicola Sturgeon, aseguró ayer en Perth que Escocia debe tener una opción sobre su futuro cuando los términos de la salida del bloque común sean conocidos. Sturgeon dijo que la votación debería celebrarse “no ahora, sino cuando los términos finales del acuerdo sean conocidos”. Además, agregó: “Hay demasiadas cosas en juego para que el Brexit simplemente se imponga a Escocia, no importa lo perjudicial que resulte ser. Nuestro futuro debe ser decidido por nosotros, no para nosotros”.

Para la citada líder, los escoceses entregaron al parlamento escocés de Holyrood el mandato democrático de llevar a cabo un referéndum de la independencia en el caso de Brexit. En esa línea, mencionó cómo la reciente votación del parlamento escocés subrayó ese mandato. “Si el SNP gana por mayoría de escaños en estas elecciones, eso reforzará aún más ese mandato. Y en estas circunstancias, si cualquier conservador intentase bloquear a Escocia sería democráticamente insostenible”, añadió Sturgeon. Con la elección de esa fecha, Sturgeon cree que cualquier tipo de oposición a un referéndum para la independencia de Escocia será “democráticamente insostenible” si el SNP gana la mayoría de los escaños escoceses en juego. El objetivo de Sturgeon no es otro que repetir el próximo 8 de junio el resultado de las elecciones generales de 2015, cuando el SNP ganó 56 de los 59 escaños en Escocia.

quitar argumentos al unionismo En un principio, Sturgeon llamó a principios de año a que la votación del referéndum se celebrará en el otoño del próximo año o la primavera de 2019. Sin embargo, con su cambio de fecha, es la salida más fácil para que la primera ministra Theresa May no pueda seguir argumentando con la frase “ahora no es el momento” para un segundo referéndum. Así, responde también al manifiesto conservador, que promete que no habrá votación sobre la independencia hasta que el proceso de Brexit se haya “agotado” y a menos que haya “consentimiento público” para que se celebre, si bien no especifica qué significa eso.

Por el momento las encuestas sugieren que es probable que pierda algunos escaños, de ahí que ayer en la presentación del manifiesto del partido se estableciesen planes “anti-austeridad” para invertir 118.000 millones de libras en servicios públicos durante los próximos cinco años.

El resto del manifiesto incluye el objetivo de equilibrar el presupuesto actual al final del año en 2021/22, estabilizar el endeudamiento neto al nivel que estaba antes del colapso financiero y ver que la deuda comience a descender en proporción del PIB a partir de 2019/20. El SNP también se compromete a aumentar el salario mínimo a las 10 libras la hora, pide que Escocia tenga control sobre la inmigración y permanecer en el mercado único de la UE después del Brexit.

Fin de la austeridad en Escocia El manifiesto también incluye un plan para gastos adicionales para el sistema sanitario, aumentando el presupuesto del sistema en Escocia hasta un máximo de 1.000 millones de libras. Proteger las pensiones y el subsidio de invierno para la calefacción. Además, Sturgeon indicó que levantaría el límite del 1% en las subidas de los salarios del sector público. La semana pasada se enfrentó a una pregunta de una enfermera en un debate emitido por televisión que le cuestionó sobre la baja remuneración que reciben.

En sus palabras, el manifiesto del SNP es “justo y oportuno en su corazón” y es para un “país que es acogedor y abierto”. De hecho, agregó como ahora, más que nunca, es “vital tener a fuertes voces de SNP por el bien de Escocia”.

Sturgeon trató de describir las elecciones como una oportunidad para proteger a Escocia de las políticas conservadoras, argumentando que los votos escoceses por el SNP “pueden detener a May de tener mano libre en Westminster para hacer lo que quiera”. Así, condenó a los conservadores por su “asalto a la seguridad social”, diciendo que esto era un ataque a los pobres, a los discapacitados y a las personas más vulnerables en la sociedad.

La escocesa pronosticó que los conservadores ganarán otra mayoría en las elecciones y lamentó que el líder laborista, Jeremy Corbyn, no es un candidato creíble para ser primer ministro. Mientras que este ha insistido en que no haría un acuerdo con el SNP para ganar el poder en Westminster: “No habrá acuerdos, no habrá alianza, estamos luchando en estas elecciones para ganar”.

Así, en las últimas semanas también se ha opuesto con firmeza a un segundo referéndum, afirmando que es “innecesario e indeseado”, a pesar de haber dicho a principios de este año que estaría “bien” si se celebrase si el Parlamento escocés así lo pidiera.

Más dura fue la líder conservadora escocesa, Ruth Davidson, para quien Sturgeon intentó su truco habitual de “tratar de ignorar la independencia en su discurso, pero asegurándose de que éste está en su manifiesto”.