París - La campaña presidencial francesa redoblaba ayer sus esfuerzos a cinco días de la primera vuelta de las elecciones con múltiples encuentros que tienen a su protagonista más activo en el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, presente en todo el territorio a través de hologramas. Su intervención presencial en Dijon y simultánea y virtual en Montpellier, Grenoble, Nancy, Nantes, Clermont-Ferrand y Port, en la isla de la Reunión, intentaba abarcar a una audiencia global de 30.000 personas con una estrategia que desde el principio ha apostado por la innovación.
Dentro del cuarteto de aspirantes con posibilidades en la primera ronda del domingo, junto al socioliberal Emmanuel Macron, la ultraderechista Marine Le Pen y el conservador François Fillon, el líder de La Francia Insumisa recurre a su poder de convicción en el cara a cara para llevar a su bando a los insumisos. La barcaza con la que este lunes fue de la periferia de París hasta el núcleo de la capital al encuentro de los electores ejemplifica los esfuerzos de un candidato que en la recta final de la campaña ha tomado una fuerza inesperada en los sondeos.
“Es inútil intentar intimidarme antes, durante o después”, declaró a la prensa internacional a bordo de ese barco, en el que criticó que se planteen escenarios “catastróficos” con sus propuestas. Especialmente con su plan de abandonar la Unión Europea (UE) si no se renegocian los tratados y con el de instaurar “una política de codesarrollo con América Latina y el Caribe” uniéndose al ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América). “Francia participa ya en la financiación de ciertos proyectos del ALBA (...) Para los franceses es normal querer estar presentes en Latinoamérica”, dice el candidato, para quien se intenta acabar con él con ese tema igual que en España se “machacó a Podemos con Venezuela”.
Mélenchon, que ofreció ayer uno de sus últimos grandes discursos, compartió protagonismo con desplazamientos sobre el terreno de Macron en Rungis y Bazainville, una reunión pública de Fillon en Lille y un mitin del socialista Benoît Hamon en Toulouse. En mente, distanciarse de los puestos que los sondeos han fijado con pocas variables en los últimos días. De acuerdo con el sondeo de Ifop-Fiducial para Paris Match y Sud Radio publicado ayer, el exministro de Economía cuenta con un respaldo del 23%, frente al 22% de Le Pen. En tercera posición, con el 19,5%, se sitúa Mélenchon, quien ha experimentado un claro ascenso en la recta final de la campaña, adelantando al candidato conservador François Fillon, que se quedaría en el 19%. Muy de lejos les sigue Benoît Hamon, el candidato socialista, con el 8%. Por otra parte, el sondeo sitúa en el 30% la abstención prevista para la primera vuelta, por lo que ésta sería en realidad la opción más votada.
Un segundo sondeo de Opinionway sitúa a Macron también en el 23% y a Le Pen en el 22%, seguidos en este caso por Fillon, con el 20% y Mélenchon, con el 19%. En cuanto a la segunda vuelta, según esta encuesta, Macron se impondría a la líder del Frente Nacional por el 64% de los votos frente al 36%. De ser Fillon quien pasara a segunda vuelta junto a Le Pen, éste ganaría con el 58% de los votos.
Con este panorama, Le Pen comenzaba ayer la jornada endureciendo posiciones y defendiendo su propuesta de decretar una “moratoria” a la inmigración legal durante “unas semanas” para poner orden ante la llegada “masiva” de extranjeros. “La inmigración es masiva en nuestro país y la sumersión migratoria que vivimos no es un fantasma, es tal vez el secreto mejor guardado de la globalización”, declaró Le Pen en una entrevista a la emisora de radio RTL. Le Pen, cuyas intenciones de voto en las encuestas se han debilitado en los últimos días, está endureciendo su discurso en los temas que han sido sus grandes ejes electorales, en particular la lucha contra la inmigración y contra la inseguridad.
En esa línea, repitió que si ganara los comicios “congelaría” los fondos de la ayuda médica del Estado, la partida para dar asistencia sanitaria a los sin papeles, y dedicaría ese dinero a las fuerzas de seguridad.
Veinticinco premios Nobel de Economía publicaron ayer una carta en Le Monde para criticar propuestas anti-europeas, encarnadas, sobre todo, en la candidata ultraderechista a las presidenciales francesas, Marine Le Pen. Joseph Stiglitz (2001), Angus Deaton (2015), Jean Tirole (2014) y Eugene Fama (2013), entre otros, figuran como signatarios críticos con asuntos preconizados por Le Pen, como el abandono de Francia del euro, el proteccionismo o las barreras a la inmigración. Según el escrito, llevar a cabo políticas “aislacionistas y proteccionistas” y “las devaluaciones competitivas” -con el regreso de una moneda local- son “peligrosas”, porque pueden provocar “represalias y guerras comerciales” contra otros países.