estambul - Con menos de tres años en el cargo, Recep Tayyip Erdogan, décimo segundo presidente de Turquía, parece a punto de conseguir un sueño: ser el más poderoso jefe de Estado que ha tenido la República en los 80 años que han pasado desde la muerte de su fundador, Mustafa Kemal Atatürk. Nacido en Estambul en 1954 en el seno de una familia modesta oriunda de las montañas del Mar Negro, Erdogan ostenta también el periodo más largo como primer ministro de Turquía desde que el país abolió en 1950 el sistema de partido único.

Fue durante 11 años (2003-2014) jefe del Gobierno, antes de pasar al cargo de presidente, pero nadie en Turquía duda de que desde este puesto, según la actual Constitución neutral y con competencias meramente representativas, Erdogan sigue siendo quien tiene las riendas del país. Él mismo no lo oculta y se justifica en que es el primer jefe de Estado elegido en las urnas (hasta 2007, al presidente lo elegía el Parlamento), lo que le otorga un respaldo popular del que carecían sus predecesores, argumenta.

Desde esta supuesta legitimidad, Erdogan propone crear una “nueva Turquía”, que dibuja como potencia económica mundial, piadosa, basada en la identidad islámica y guía del mundo musulmán, una ruptura profunda con los ideales laicos de Atatürk (1881-1938). El presidente es enormemente popular en grandes regiones de Turquía, especialmente en el centro y noreste de Anatolia, donde el partido que fundó en 2001, el islamista Justicia y Desarrollo (AKP), alcanzó en 2015 más del 80 % de las papeletas en algunas circunscripciones electorales.

Su estilo conservador se refleja también en su vida personal: se casó a los 24 años con Emine Gülbaran, un año menor que él, con la que tiene dos hijos y dos hijas, una de ellas casada con un hombre de negocios que fue nombrado ministro de Energía en 2015.

En diez años en el poder, Erdogan fue proyectando un estilo de gobierno cada vez más autoritario y marginando al equipo de fundadores del AKP que lo rodeaba hasta entonces, pero esta actitud de hombre fuerte e incluso héroe solitario afianzó su imagen. - Efe