Moscú/Washington - El Gobierno ruso encabezó ayer el rechazo, junto al de Damasco, Teherán, Bolivia.., al ataque contra Siria de EEUU, que apoyaron sus aliados, entre ellos Turquía e Israel, mientras que Pekín abogó por prevenir un mayor deterioro de la situación. El Pentágono explicó que había informado previamente a la autoridad militar rusa del lanzamiento de 59 misiles Tomahawk desde los destructores USS Ross y USS Perot desplegados en el Mediterráneo y con base en el puerto español de Rota.

El presidente ruso, Vladimir Putin, calificó de agresión con un pretexto inventado el ataque contra la base aérea de Shayrat, y advirtió de que la acción militar de Washington daña seriamente las relaciones ruso-estadounidenses. Rusia anunció la suspensión de la coordinación militar con Estados Unidos en Siria en respuesta al ataque norteamericano. “La parte rusa suspende la vigencia del memorando que existe para evitar incidentes y garantizar la seguridad de vuelos durante las operaciones en Siria, firmado con EEUU”.

Tanto Reino Unido como Francia, ambos miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, apoyaron a Washington, que recibió el respaldo de otros aliados europeos como Alemania, España, Italia, Dinamarca o Polonia. La OTAN consideró el bombardeo estadounidense como una reacción al ataque químico que atribuye al Ejército sirio.

Para Suecia el bombardeo despierta dudas jurídicas e hizo un llamamiento para que intervenga el Consejo de Seguridad la ONU.

El Gobierno de Turquía, como el de Japón y Australia, manifestó de inmediato su apoyo a las represalias militares por ese ataque, presuntamente con gas sarín, del que responsabilizan al Ejército sirio.

El Gobierno iraní afirmó a través de un portavoz que Teherán considera “peligroso, destructivo y una violación de los principios de la ley internacional perentoria” el uso de esta excusa para tomar medidas unilaterales.

En la región se pronunció el Gobierno israelí, cuyo primer ministro, Benjamín Netanyahu, mostró su “total apoyo” a Trump. - Efe