Edimburgo - La ministra principal escocesa, la nacionalista Nicola Sturgeon, obtuvo ayer el mandato del Parlamento autónomo de Escocia para impulsar un nuevo referéndum de independencia ante los “profundos” cambios que se aproximan con la futura salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).
El Partido Nacionalista Escocés (SNP), con 63 diputados, sumó los seis votos del Partido Verde en Escocia para obtener la mayoría necesaria en la cámara de Holyrood (Edimburgo) y sacar adelante una moción que emplaza a Sturgeon a negociar la convocatoria de un plebiscito entre el otoño de 2018 y la primavera de 2019. El voto se produjo la víspera de que la primera ministra británica, la conservadora Theresa May, active el artículo 50 del Tratado de Lisboa, la formalidad que dará inicio a dos años de negociaciones con Bruselas para establecer los términos del Brexit.
La jefa del Gobierno británico ha insistido en los últimos días en que este “no es el momento” de promover un nuevo referéndum, sino el de remar “unidos” para obtener el mejor resultado posible para el Reino Unido en las complejas negociaciones que se abren con la UE.
londres no quiere negociar Su ministro para Escocia, David Mundell, fue aún más explícito al decir que el Gobierno “no entrará en ningún tipo de negociación hasta que el proceso del Brexit se haya completado”.
Sturgeon esperará hasta finales de esta semana -por respeto a la “importancia y el significado” del acto de mañana, afirmó- para detallar cuáles serán sus siguientes pasos una vez ha obtenido el respaldo parlamentario.
Ha advertido además de que si Londres rechaza iniciar un diálogo sobre la convocatoria de un plebiscito regresará a Holyrood tras el receso parlamentario de Semana Santa y anunciará un nuevo plan para “cumplir con la voluntad” expresada por la cámara autónoma.
“Los escoceses deben tener derecho a elegir entre el Brexit -posiblemente un Brexit muy duro- o convertirse en un país independiente, capaz de trazar su propio camino y crear una verdadera asociación entre iguales en estas islas”, dijo Sturgeon. La líder del SNP reiteró que está dispuesta a negociar la fecha en la que se celebraría una nueva consulta, que a sus ojos debe producirse una vez estén “claras” las condiciones del Brexit y los escoceses puedan tomar una “decisión informada”.
Londres y Bruselas deben establecer todavía aspectos como la relación comercial entre el Reino Unido y los 27 socios comunitarios tras la salida británica y los derechos que tendrán los ciudadanos europeos que viven en Inglaterra, Gales, Irlanda del Norte y Escocia.
“derecho a decidir” Sturgeon afirmó en el debate de ayer que espera que Londres acepte que Escocia “tiene derecho a decidir su propio futuro”, como hizo en 2012, cuando el Gobierno central dio luz verde a la convocatoria del referéndum que se celebró en septiembre de 2014 -el 55,3% votó entonces por permanecer en el Reino Unido-.
En aquella ocasión, el entonces ministro principal escocés, Alex Salmond, acordó con el jefe de Gobierno británico, el conservador David Cameron, modificar temporalmente las prerrogativas del Ejecutivo estatal para permitir un plebiscito legal y vinculante.
La petición del Parlamento escocés de ayer va en la misma dirección: La moción insta a Londres a redactar una orden amparada en la Scotland Act, la ley que en 1998 estableció las competencias reservadas para Londres, entre ellas la defensa, la seguridad y la unidad política del país. La sección 30 de esa legislación prevé la posibilidad de ceder provisionalmente esos poderes, una maniobra que en 2013 aprobó el Parlamento británico, una vez tenía el visto bueno del Gobierno.
Desde el Partido Laborista Escocés, parte de la primera formación de la oposición en el Reino Unido, Kezia Dugdale defendió ayer que un Parlamento autónomo “sólido” dentro de “un Reino Unido federal” cumpliría las “necesidades” de los escoceses para decidir su futuro.
La líder del Partido Conservador en Escocia, Ruth Davidson, lamentó por su parte que el SNP haya puesto sobre la mesa un “calendario apresurado” para una nueva consulta.
Para Davidson, correligionaria de la primera ministra, los escoceses “tienen derecho a ver cómo funciona en la práctica el proceso del Brexit” antes de tomar una decisión sobre su independencia.
Por otro lado, el Gobierno británico concedió ayer a los partidos norirlandeses más tiempo -les había dado tan solo quince días- para negociar la formación de un Ejecutivo de poder compartido, pero aseguró que podría suspender la autonomía si no hay acuerdo en las próximas semanas.