dublín - El histórico dirigente del Sinn Féin y excomandante del IRA Martin McGuinness fue un “hombre complejo” que efectuó un “viaje extraordinario” para abandonar la violencia y convertirse en un pacificador, destacó ayer el sacerdote Michael Canny durante su funeral.
“Sabía que mucha gente no le perdonaba su pasado (...) Pero lo único que quería es que (la historia) le juzgase con justicia”, dijo el religioso, en referencia a la “enorme contribución” de McGuinness al proceso de paz en Irlanda del Norte.
Delante del padre Canny estaba el féretro de McGuinness, cubierto con la bandera tricolor irlandesa y ante el que desfilaron, entre otros, el presidente de la República de Irlanda, Michael Higgins, el jefe del Gobierno de Dublín, Enda Kenny, y el ministro británico para Irlanda del Norte, James Brokenshire.
El gesto más cariñoso lo protagonizó el expresidente estadounidense Bill Clinton, quien pasó su mano por el ataúd para despedir al político que conoció a fondo durante las intensas negociaciones de paz que desembocaron en 1998 en la firma del Acuerdo del Viernes Santo y en el fin del conflicto norirlandés.
La misa por el líder nacionalista, fallecido el martes a los 66 años, se celebró en la iglesia de Saint Columba de su natal Derry. - Efe