Estrasburgo - El Parlamento Europeo (PE) aprobó ayer por amplia mayoría con amplia mayoría de 408 votos a favor, 254 en contra y 33 abstenciones, el tratado de libre comercio e inversiones entre la UE y Canadá (CETA), que estrecha el vínculo entre ambas potencias en la nueva coyuntura internacional nacida de la victoria de Donald Trump en EEUU. El nuevo capítulo de relaciones entre la UE y Canadá seguirá escribiéndose en Estrasburgo hoy jueves, con una intervención solemne ante el pleno del primer ministro canadiense Justin Trudeau. El objetivo del CETA es eliminar barreras arancelarias con Canadá y facilitar el intercambio comercial y de inversiones de bienes y servicios.

Los favorables apuntan que ahorrará hasta 500 millones de euros en tasas aduaneras y creará cientos de miles de nuevos empleos, entre ellos para la agricultura, un sector tradicionalmente proteccionista al que se ha compensado con cláusulas de salvaguardia para los productos de indicación geográfica, entre otras medidas. La Eurocámara ha forzado además que el instrumento de arbitraje de conflictos de inversiones, que algunos grupos consideraban daba pocas garantías públicas, ahora se haya convertido en un tribunal permanente con jueces nombrados por los Gobiernos. El CETA, que empezó a negociarse en 2009, no podía aprobarse sin el visto bueno de la Eurocámara, aunque para su aprobación definitiva es necesario que sea ratificado por los parlamentos nacionales, una dificultad añadida en la que confían los grupos contrarios al acuerdo para dificultar su puesta en marcha definitiva. Sí es suficiente la votación de ayer para que algunos capítulos del tratado CETA empiecen a aplicarse de forma provisional.

El Partido Popular Europeo (PPE), los conservadores y reformistas (ECR) y los liberales (ALDE), se han pronunciado a favor, mientras que los socialdemócratas se han dividido (los españoles han optado por el sí) y los Verdes y la Izquierda Unitaria, así como las fuerzas euroescépticas, han votado mayoritariamente en contra.

Izaskun Bilbao, es “importante” La vicepresidenta del ALDE, Izaskun Bilbao, señaló que este acuerdo es especialmente importante para las pequeñas y medianas empresas que generan y mantiene el 90% del empleo en la Unión Europea. Frente a la falta de alternativas a la firma del acuerdo “oportunidades, como la que abre el CETA, son siempre mucho más que un no”.

En el debate previo al voto en el hemiciclo, la comisaria europea de Comercio, Cecilia Mälmstrom, defendió que se trata de “un acuerdo progresista con un socio progresista”. “No funciona ya el proteccionismo, construir muros. El futuro es acuerdos justos y equilibrados con socios que tienen nuestros valores”, añadió.

Contra el discurso del proteccionismo “de los nacionalistas y comunistas” se pronunció igualmente el líder del Partido Popular Europeo (PPE), Manfred Weber, que dijo que con el actual contexto internacional con Donald Trump en la Casa Blanca “¿con quién vamos a colaborar sino con Canadá?”. Con tibio triunfalismo sobre el acuerdo -aunque la línea de voto general del grupo es a favor- se mostró el líder de los socialdemócratas, Gianni Pittella, que dijo que el acuerdo con Canadá, con los mismos valores de la UE, permite abrir una vía de “globalización más positiva”.

Entre los más críticos con el CETA, la portavoz del grupo euroescéptico ENF Marine Le Pen, que dijo que la UE está “malvendiendo” a los agricultores franceses con un tratado que calificó de “quimera”.