Londres - La primera ministra británica, Theresa May, destacó ayer, en un banquete en la City de Londres, la oportunidad que tiene el Reino Unido de apoyar el libre comercio a raíz del Brexit, informan los medios británicos. La jefa del Gobierno hizo ayer su primer gran discurso sobre política exterior en el banquete anual que ofrece el alcalde de la City de Londres, Andrew Parmley, y estuvo marcado por las consecuencias de la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) -Brexit- tras el referéndum del 23 de junio.

Según los medios británicos, en su intervención en el edificio Guildhall ante políticos y empresarios May también destacó la importancia de ayudar a los ciudadanos que no han resultado favorecidos por la globalización. Asimismo, resaltó que vislumbra “cambios” tras el triunfo del republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales de EEUU.

“Para ser realmente un campeón mundial en materia de libre comercio en este nuevo mundo moderno, también necesitamos hacer algo para ayudar a las familias y comunidades que puedan perder por la globalización”, subrayó la primera ministra en un banquete en el edifico del centro financiero.

La jefa del Gobierno recalcó la importancia de adaptarse a los cambios y de aprovechar las oportunidades que hay por delante. “Este es el tipo de liderazgo que necesitamos. Y creo que esta es una oportunidad global histórica que tiene el Reino Unido de aportarlo”, señaló la primera ministra.

Además, May dijo que la salida británica del bloque europeo muestra cómo un país “libre, flexible y ambicioso” puede dar un paso hacia una nueva posición en el mundo. La primera ministra habló la semana pasada por teléfono con el presidente electo de EEUU, Donald Trump, y éste le invitó a reunirse con él tan pronto como sea posible una vez que asuma el poder el próximo 20 de enero. May ya ha indicado su disposición a activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que inicia un proceso de negociación de dos años para la salida, antes de que termine marzo de 2017.

Dentro de la Europol Por otro lado, el Ministerio del Interior británico expresó ayer su intención de continuar formando parte de Europol, la policía de la Unión Europea, al menos hasta que se materialice el Brexit. El secretario de Estado para la Policía, Brandon Lewis, anunció que el Gobierno prevé adherirse a la nueva regulación de Europol que entrará en vigor en mayo de 2017.

“El Reino Unido está abandonando la UE, pero la realidad del crimen transfronterizo se mantiene”, alertó Lewis, que subrayó que la policía comunitaria “provee un valioso servicio” al país.

“Continuar dentro de Europol nos permitirá mantener nuestro acceso actual a la agencia hasta que dejemos la Unión Europea, lo que ayudará a mantener seguros a los británicos”, afirmó. Un portavoz del Ministerio de Interior subrayó que el Ejecutivo de la primera ministra Theresa May continúa estudiando opciones para cooperar con la UE en materia de seguridad una vez rotos los lazos entre Londres y Bruselas.

May espera activar antes de abril de 2017 el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que inicia una cuenta atrás de dos años para dejar el bloque comunitario, por lo que el Brexit sería una realidad, si se cumple ese calendario, en 2019. Según Interior, todavía es demasiado pronto par especular sobre la forma que tendrá la cooperación policial entre el Reino Unido y la Unión Europea tras la ruptura.

Relaciones con EEUU Por otro lado, la primera ministra también se refirió a las relaciones exteriores y, concretamente, a aquellas con Estados Unidos ahora que el magnate de los negocios, el republicano Donald Trump, ha sido elegido como presidente en las presidenciales estaounidenses. Precisamente, se refirió a una conversación telefónica que mantuvo el jueves con Trump, en la que ambos subrayaron la vigencia de la “relación especial” entre Londres y Washington. La llamada creó cierto malestar en el Reino Unido, al haber puesto Donald Trump por delante a otros nueve países antes de conversar con la jefa del Gobierno británico: Egipto, Irlanda, México, Israel, Turquía, India, Japón, Australia y Corea del Sur. - Efe