Bogotá - Los colombianos ya disfrutan del alto el fuego bilateral y definitivo con la guerrilla de las FARC, una histórica decisión que cierra 52 años de conflicto armado en el país, producto del acuerdo de paz negociado con esa guerrilla en Cuba. A las cero horas locales de hoy ha entrado el silencio de las armas y la suspensión de las hostilidades entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), una confrontación que marcó la historia del país en la segunda mitad del siglo XX y comienzos del XXI. “Nos acostumbramos tanto a la guerra que se nos ha olvidado cómo se siente la paz, cómo se siente ser un país normal”, dijo ayer el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, durante la apertura en Bogotá de la 38 Caminata de la Solidaridad por Colombia.

Santos, quien el pasado jueves anunció el inicio del alto el fuego definitivo por parte del Gobierno a partir de las cero horas del 29 de agosto, añadió que “la guerra se volvió parte del paisaje” del país y que sus compatriotas “han olvidado los tremendos dramas humanos que acarrea ese dolor, ese atraso que genera este conflicto”.

“Más de medio siglo de guerra nos ha dejado anestesiados, acostumbrados a que cada día murieran compatriotas, soldados, campesinos, guerrilleros, por causa de esta confrontación absurda”, agregó el jefe de Estado.

El alto el fuego y de hostilidades definitivo por parte de las FARC a partir de la medianoche fue anunciado por su parte por el jefe máximo de esa guerrilla, Rodrigo Londoño Echeverry, alias Timochenko, en una declaración solemne celebrasda en La Habana. “Con mucha emoción he preparado el anuncio más importante que me ha tocado hacer en mi vida, ante el mundo y ante Colombia #VamosPorLaPaz”, afirmó Timochenko.

El alto el fuego es uno de los logros más palpables del acuerdo de paz que las partes rubricaron el pasado miércoles en la capital cubana, producto de 45 meses y cinco días de intensas negociaciones para poner fin al conflicto con la guerrilla más antigua y poderosa del país.

Desde el comienzo de la negociación, Santos defendió la tesis de que el alto el fuego debía darse en la fase final del proceso y no al comienzo para evitar que cualquier incidente armado diera al traste con los diálogos en Cuba.

Sin embargo, desde el 20 de julio de 2015 rige el último alto el fuego unilateral de las FARC como medida para generar confianza en el proceso de paz, a lo que Gobierno respondió con la suspensión de bombardeos a campamentos de esa guerrilla, lo cual redujo de manera considerable la intensidad del conflicto. “Este periodo de trece meses continúa siendo el de menor intensidad del conflicto en sus 52 años de historia, en número de víctimas, combatientes muertos y heridos, y acciones violentas”, señaló en su informe más reciente el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac).

La reducción de las acciones armadas es evidente en las zonas rurales donde a lo largo de las últimas cinco décadas se concentró el conflicto y donde la gente ve con esperanza la llegada de la paz, que comienza con el alto el fuego, un paso hacia el abandono de las armas y la desmovilización por parte de los guerrilleros, que se completará en un plazo de 180 días a partir de la firma del acuerdo. “Para una comunidad como nosotros es muy bueno porque hemos sido una de las más afectadas por el conflicto armado, pues hemos puesto nuestros hijos como víctimas, ya que la guerra nos ha afectado de una u otra manera”, declaró Idalia Ospina, comisaria del Resguardo Paez del municipio de Corinto, en el departamento del Cauca, uno de los más convulsos del país.

Según el informe del Cerac, durante el último mes ese organismo “no registró acciones ni de las FARC ni de la fuerza pública en contra de esta guerrilla, evidenciando un cumplimiento completo de las partes, de los compromisos bilaterales” que tenían carácter provisional y que a partir de la pasada medianoche serán permanentes.

Conferencia de las Farc Con la entrada en vigor del alto el fuego quedan pendientes otros pasos del proceso, como la décima conferencia de las FARC, en la que renunciarán a la lucha armada y decidirán su transformación en partido político, que se celebrará del 13 al 19 de septiembre en el sur del país, y que Timochenko convocó ayer. En la X Conferencia de la guerrilla se tendrá que dar el visto bueno a los compromisos de paz y aprobar el abandono de las armas para pasar a la vida civil y transformar el grupo en un movimiento político. A la conferencia asistirán también 50 invitados internacionales y nacionales. “La importancia histórica de este evento amerita que los pueblos de Colombia y el mundo conozcan de primera mano el desarrollo y las determinaciones de la que será la última conferencia de nuestra organización en armas; que refrendará los acuerdos de paz y dará paso a la transformación de las FARC-EP en un movimiento político legal”.

Además de la Conferencia de las FARC, el otro gran hito que falta es la firma protocolaria del acuerdo de paz, en un lugar y fecha por definir, pero que será entre el 20 y el 26 de septiembre, así como el plebiscito del 2 de octubre en el que los colombianos dirán en las urnas si aprueban o no lo acordado. Completados esos pasos, en un plazo de seis meses, es decir en marzo próximo, deberá estar concluida la desmovilización de las FARC y los colombianos podrán entrar definitivamente en una era de paz y de posconflicto.