Estambul - Las fuerzas armadas de Turquía entraron ayer en Siria en la primera gran ofensiva terrestre contra el Estado Islámico (EI) para arrebatarle la ciudad de Yarábulus, el último núcleo importante del que disponen los yihadistas en la frontera turca.

La operación, bautizada como Escudo del Éufrates, está coordinada con la coalición internacional contra el EI que encabeza Estados Unidos, aseguró el ministro de Interior turco, Efkan Ala.

Pero aunque el objetivo inmediato es la conquista de Yarábulus, una ciudad de algo más de 10.000 habitantes en la ribera occidental del Éufrates, la intervención también se dirige contra las milicias kurdas de Siria, las YPG, cuyas posiciones se hallan pocas decenas de kilómetros al sur. Así lo admitió el portavoz de la Presidencia turca, Ibrahim Kalin, al anunciar en Twitter que la incursión pretende “limpiar la zona fronteriza de todo tipo de elementos terroristas, incluidos el EI y el YPG”.

El presidente, Recep Tayyip Erdogan, agregó otro objetivo al subrayar que se trata de “defender con todos los medios la unidad territorial de Siria”, en alusión a las supuestas ambiciones del YPG de proclamar en el futuro la independencia del territorio que domina.

La operación se inició a las 1.00 GMT con maquinaria de obra abriendo un pasillo en la frontera y hasta las 2.45 GMT se registró un intenso fuego de artillería, seguido de bombardeos aéreos. Brigadas del Ejército Libre de Siria respaldadas por Turquía conquistaron cuatro pueblos en torno a la ciudad en manos del EI en la frontera.

El régimen sirio calificó ayer de “violación flagrante de su soberanía” la ofensiva y pidió su cese “inmediato”. Por su parte, Rusia se mostró “profundamente alarmada” por la escalada de tensión en la frontera sirio-turca. El Partido de la Unión Democrática (PYD), que controla las zonas kurdas, advirtió que, en caso de que Ankara continúe su ofensiva, los enfrentamientos entre el Ejército turco y las milicias kurdas son “inevitables”.