París - El primer ministro francés, Manuel Valls, admitió ayer errores de forma y de fondo del gobierno socialista y criticó, en referencia al titular de Economía, Emmanuel Macron, que a un año de las presidenciales algunos miembros del Ejecutivo estén más pendientes de su propia agenda que de la colectiva. “Que haya talentos, expresiones diferentes y complementarias no supone un problema. Sin embargo, estoy profundamente convencido de que es necesario el juego colectivo. No se puede ser ministro y preparar otra agenda que la del presidente de la República”, apuntó en una amplia entrevista en la revista Society.

Macron no ha declarado abiertamente que piense en la carrera al Elíseo en 2017, pero el lanzamiento a principios de abril de su movimiento político En Marche (En Marcha), que dice no ser “ni de izquierdas ni de derechas”, ha generado recelo entre la clase dirigente gala. “No vamos a pedir a alguien que no pertenece a un partido político que no intente hacer política, ampliar la mayoría, ir a la conquista de nuevos electores... No haré jamás ese tipo de juicio a Emmanuel Macron o a cualquier otro, sería muy injusto”, justificó en un primer momento Valles.

El jefe del Ejecutivo, pese a todo, subrayó que “en un equipo gubernamental no pueden estar aquellos que se movilizan por el éxito del quinquenio y aquellos que tienen otra agenda”, porque cuando eso sucede, “crea tensiones”.

En el ejercicio del poder se requiere “responsabilidad, coherencia, a veces disciplina y una suerte de abnegación”, apuntó Valls, que se preguntó cómo se puede pretender tener la confianza de los franceses si se ofrece una imagen “de división, de cacofonía, de falta de respeto a las reglas”.

En el mea culpa lanzado desde esa revista mensual admitió que “a veces” siente “una falta de exigencia”, no solo en su gobierno, sino también en la izquierda en su conjunto, que “se preparó mal para el poder” en los diez años en la oposición. Entre los errores que los socialistas han cometido, citó el momento y la forma de presentar la reforma laboral, ampliamente contestada, y haber subestimado la degradación de las finanzas públicas y la fractura de la sociedad tras la victoria electoral de 2012. - Efe