París - El primer ministro francés, Manuel Valls, anunció ayer un vasto plan en favor del acceso al empleo de la juventud, aunque con ello no logró que los estudiantes, que mantendrán las manifestaciones y las sentadas de indignados, renuncien a su exigencia de que se retire la reforma laboral. Hasta 500 millones de euros puso sobre la mesa el jefe del Gobierno tras recibir a las principales organizaciones estudiantiles del país, en forma de ayudas a los que buscan el primer trabajo, becas y fomento de los contratos indefinidos. Un paquete de medidas que ha sido bien recibido por los representantes de los estudiantes pero que no les ha convencido de levantar sus protestas contra la política del Ejecutivo socialista y, en particular, contra la reforma laboral que comenzará a debatirse en la Asamblea Nacional a principios de mayo.
Unos días antes, el 28 de abril, los estudiantes se manifestarán de nuevo codo con codo con los sindicatos para pedir la retirada de esa reforma, según aseguró el presidente de la Unión Nacional de Estudiantes Franceses, William Martinet, al término del encuentro con Valls.
Será la séptima jornada de protestas en dos meses contra la reforma laboral, a la que reprochan acabar con la igualdad de negociación entre trabajadores y patronos al otorgar primacía a los acuerdos en las empresas por encima del convenio colectivo.
valls se niega a retirar la ley Valls se negó a retirar la ley, aunque no descartó modificarla en su trámite parlamentario. Los estudiantes también siguen apoyando la llamada Nuit debout (“Noche en pie”), el movimiento de los “indignados” que esta noche cumplía su duodécima velada de acampada en la parisiense plaza de la República, desde donde se ha extendido a unas 200 ciudades de todo el país. La pasada noche fue una de las más concurridas en la plaza, en la que miles de personas asistieron a las Asambleas Generales convocadas por los organizadores para debatir de los asuntos más diversos.
El movimiento comenzó el pasado día 31, cuando los participantes en una gran manifestación contra la reforma laboral que prepara el Gobierno del presidente François Hollande fueron llamados a pasar la noche en la plaza de la República. Desde entonces, el movimiento ha evolucionado y sus reivindicaciones no se resumen a la oposición a ese texto, la última gran reforma del mandato de Hollande. Además, la Nuit debout se ha extendido a otras ciudades del país y unas 200 han organizado sentadas nocturnas repicando el movimiento parisiense, que muchos comparan con el 15-M de la Puerta del Sol de Madrid de 2011.
Más amplio y ecléctico que la simple oposición a la reforma laboral, este movimiento ha ido ganando en peso y consistencia.
Durante el pasado fin de semana gozaron del permiso de las autoridades para levantar construcciones efímeras en la plaza y a sus debates se sumaron centenares de ciudadanos, sin que sea sencillo establecer un hilo conductor de sus objetivos. La policía los desalojó a primera hora de la mañana, pero los organizadores tienen previsto seguir con sus movilizaciones. Sabedor de que buena parte del movimiento se nutre de jóvenes, muchos de ellos estudiantes, Martinet expresó su apoyo a la Nuit debout a la salida del encuentro con Valls. Y eso que el presidente del principal sindicato estudiantil del país dijo estar “satisfecho” de las medidas anunciadas por el primer ministro que, a su juicio, van en la dirección de sus reivindicaciones.
Pero no resuelven todos los problemas y, sobre todo, los que a su juicio provoca la reforma laboral.
De todas las medidas anunciadas, Martinet destacó la que persigue “combatir la precariedad” de los contratos juveniles.
jóvenes, fuente de precarización Valls afirmó que el Gobierno enmendará la reforma laboral para obligar a los agentes sociales a que eleven las cotizaciones que deberán pagar los empresarios que firmen contratos temporales. Son el 87 % de los primeros contratos que firman los jóvenes y según los sindicatos estudiantiles suponen la principal fuente de precarización de sus puestos.
El primer ministro accedió también a prolongar durante cuatro meses las becas de todos los estudiantes que hayan acabado sus estudios y estén a la búsqueda de empleo. Esta medida está destinada a aquellos menores de 25 años que tengan una baja cualificación y le costará al Ejecutivo unos 130 millones de euros al año.
A los universitarios con menos recursos, además de mantener la gratuidad de las tasas, el Gobierno les pagará ahora una ayuda de 1.000 euros, una medida evaluada en 25 millones al año. Valls también desveló otras medidas para facilitar el acceso de los jóvenes al alquiler, mejorar las condiciones de los estudiantes en prácticas o promover el acceso a los estudios universitarios de los que procedan de la formación profesional. - Efe