bruselas - El primer ministro de Bélgica, Charles Michel, reivindicó ayer la labor de las autoridades y fuerzas de seguridad belgas en la lucha contra el terrorismo, en la que reconoció que ha habido “fallos”, pero también “éxitos”, y rechazó que su país sea un Estado fallido. “Hemos arrestado a Salah Abdeslam (que participó en los atentados del 13 de noviembre en París) en algunos meses, pero para detener a Bin Laden, hicieron falta diez años”, defendió Michel ante la prensa internacional a la que convocó a un “diálogo sin filtros” tras las duras críticas que ha recibido el país.
Michel no ocultó su preocupación por la mala imagen que se trasmite de Bélgica desde que hace más de un año, cuando el atentado contra el semanario satírico galo Charlie Hebdo dejó al descubierto un rastro de extremismo que se extendía hasta el país, reforzado por la matanza del pasado 13 de noviembre en París y el golpe sufrido por la propia capital belga el 22 de marzo. Las autoridades de Bélgica están preocupadas por la reputación de Bruselas, una ciudad que suma el 20% del PIB belga y que depende enormemente del sector servicios que sufre ante la caída de visitantes y turistas, asustados por las imágenes reales de las recientes explosiones y tiroteos, y por la presencia de yihadistas en el distrito de Molenbeek. “Lo que vemos en Bruselas no es lo mismo que lo que se dice de Bruselas, principalmente en la prensa internacional”, destacó por su parte el ministro-presidente de la región capital belga, Rudi Vervoort, quien aseguró que la ciudad “sigue de pie, sigue viva”.
coordinación europea El mensaje de Michel hacia el exterior es mixto: por una parte reconoce “errores”, que elude concretar, y por otro pide que se valoren los aciertos, a la vez que traslada parte de la responsabilidad de la situación a sus socios europeos a los que solicita una mayor coordinación en materia de seguridad. “Es muy importante que en Bélgica, pero también en Europa, se aumente más la capacidad de nuestros servicios de seguridad (...) lo que significa más equipo, pero también más capacidades para nuestros servicios de inteligencia”, dijo. Michel también recordó que “en ninguna parte existe el riesgo cero” y revivió los golpes que sufrieron otras ciudades como Madrid, Londres, París o Nueva York.
Ante una amenaza que sigue presente, Michel avisó que el espacio Schengen “no puede funcionar si no hay controles muy estrictos en las fronteras externas” para hacer frente a la llegada de desplazados de Libia y Siria, ni sin un mayor control sobre el intercambio de datos de pasajeros dentro de Europa.
Respecto a las cuestiones internas, el primer ministro liberal de Bélgica aseguró que no ha cometido “ningún fallo político” durante la respuesta a los atentados, motivo que esgrimió para no haber aceptado las renuncias de sus ministros de Interior y de Justicia, Jan Jambon y Koen Geens, respectivamente.
“Creo que debemos hacer frente a la tormenta en el barco. Es nuestra responsabilidad”, dijo Michel, quien también defendió uno de los rasgos más definitorios de Bélgica, su sistema institucional altamente federalizado, que ha sido duramente criticado por los fallos de coordinación entre organismos y autoridades belgas. “Estoy convencido de que es necesario hacer funcionar las instituciones, en lugar de imaginar una gran reforma del Estado que evitaría mágicamente el riesgo”, dijo. - Efe