ASTANÁ. La difícil coyuntura económica en la que se ha visto el país centroasiático, un tercio de cuyas exportaciones corresponden al petróleo y sus derivados, fue de hecho el argumento esgrimido por el Parlamento kazajo para anticipar los comicios.

La república centroasiática convocó las elecciones después de que la Asamblea del Pueblo de Kazajistán, un órgano consultivo del que forman parte numerosos legisladores, propusiera adelantar las presidenciales "en esta difícil etapa de desequilibrios mundiales".

Los pronósticos internacionales auguran que Kazajistán crecerá un 1,5 por ciento este año, uno de los registros más bajos de los últimos quince años.

Ese récord negativo fue superado sólo en 2009, cuando la economía kazaja creció apenas un 1,2 por ciento, afectado igual que ahora por la grave recesión que sufrió entonces Rusia.

El noveno país más grande del mundo, gobernado desde hace un cuarto de siglo por Nursultán Nazarbáev, creció de forma espectacular entre 2000 y 2007, con registros siempre por encima del 9 por ciento, y continuó avanzando con crecimientos de entre el 4,3 y el 7,5 por ciento entre 2010 y 2014.

La agencia de calificación de riesgos Fitch ha vinculado la actual ralentización de la economía kazaja a la brusca caída del precio del petróleo y la recesión de Rusia, presionada a su vez tanto por la bajada de los hidrocarburos como por las sanciones económicas de Occidente por su política en la crisis de Ucrania.

La república centroasiática, una de las mayores promotoras de la integración trasnacional en el espacio postsoviético, padece ahora las consecuencias de la política exterior de Moscú por la estrecha dependencia de su economía del gran vecino del norte.

Rusia es el principal socio comercial de Kazajistán y, junto con los países de la postsoviética Comunidad de Estados Independientes y los tres bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), acapara alrededor del 60 por ciento del comercio exterior de la república.

A pesar de la coyuntura negativa del momento, Kazajistán cuenta con grandes reservas financiaras acumuladas durante los años de bonanza para superar el bache actual, como dejó claro en una reciente entrevista con Efe la secretaria de Estado kazaja, Gulshara Abdykalikova.

Después de unos años noventa de grandes dificultades económicas, tras obtener la independencia de la Unión Soviética, Kazajistán creó un fondo nacional con los ingresos de la industria petrolera a través del que se inyectaron unos 10.000 millones de dólares en la economía entre 2007 y 2009.

A partir de este año y hasta 2017, señaló la secretaria de Estado, "vamos a destinar cada año 3.000 millones de dólares" procedentes del mismo fondo.

Con ese dinero se pretende dar especial atención a las carreteras que irradian desde la capital al resto del país y beneficiar al transporte.

Asimismo, las autoridades kazajas pretenden atraer a un centenar de nuevos inversores en el segundo programa de industrialización porque, como recordó Abdykalikova, al obtener la independencia, la mayoría de empresas en Kazajistán tuvieron que cerrar porque eran dependientes de otros países.

También se desarrollarán las infraestructuras de vivienda y las de energía, con la construcción de dos nuevas centrales en el lago Baljash, además de reformar y levantar escuelas, sobre todo en el ámbito rural.

El gran objetivo declarado de Kazajistán de cara a los próximos años es convertirse en uno de los 30 países más desarrollados del mundo.