Bruselas - El segundo Eurogrupo en menos de una semana se saldó ayer de nuevo en un rotundo fracaso. Los ministros de economía y finanzas de la Eurozona fueron incapaces de convencer a su colega griego, Yanis Varoufakis, de solicitar la extensión del programa de rescate que expira el próximo 28 de febrero, pero dieron a Atenas cuatro días, hasta este próximo viernes, para que decida si quiere una prórroga. “Simplemente, necesitamos más tiempo y lo mejor en este momento es extender el programa”, advirtió el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. “No hay alternativa a la extensión. La Unión funciona con reglas y deben ser respetadas”, zanjó el comisario de asuntos económico, Pierre Moscovici.
Lo cierto es que la reunión de ayer volvía a arrancar caldeada por las declaraciones de Varoufakis en el New York Times y la respuesta de Wolfgang Schaüble en la radio Deutschlandfunk. “Las líneas que hemos presentado como rojas no se cruzarán. De lo contrario, no serían auténticamente rojas, sino simplemente un farol. Desistiremos, sean cuales sean las consecuencias, de acuerdos que son equivocados para Grecia y equivocados para Europa. No más préstamos, no hasta que tengamos un plan creíble para hacer crecer la economía”, escribía el griego en un artículo publicado ayer. “Sospecho que se trata también de una partida de poker por parte del nuevo gobierno, que ha tenido mucho éxito en una peculiar campaña electoral en Grecia”, respondía el alemán, lamentando que los griegos hayan escogido “un gobierno que se comporta de manera bastante irresponsable en este momento”.
Con este ir y venir de declaraciones muchos fueron los ministros que se dijeron ayer pesimistas ante una cita que terminó abruptamente al filo de las siete de la tarde, apenas cuatro horas después de su inicio, con la negativa de Atenas a aceptar la recomendación de sus socios y un ultimátum en toda regla del Eurogrupo. “En la historia de la Unión Europea nunca ha salido nada bueno de los ultimátums. No tengo ninguna duda de que en los próximos días desaparecerá cualquier noción de ultimátum y que en el espíritu de la colegialidad habrá un marco que permita a ambas partes un honorable resultado”, respondió confiado Varoufakis en una sala de prensa abarrotada.
El marco propuesto ayer por el Eurogrupo ponía sobre la mesa una extensión de seis meses del programa de rescate y la posibilidad de conceder a Atenas “flexibilidad” a cambio de ciertos compromisos. Entre ellos, que las autoridades griegas se abstengan de adoptar medidas unilaterales, que trabajen con sus socios internacionales en ámbitos como la fiscalidad, las privatizaciones, y las reformas del mercado laboral, el sector financiero y las pensiones y que Grecia se comprometa a no poner en peligro la estabilidad financiera y a cumplir con sus obligaciones financieras con sus acreedores. Solo así recibirán el dinero pendiente: los 1.800 millones que quedan del rescate, los 1.900 de los beneficios generados por los bonos soberanos griegos en manos del BCE y los 11.000 millones previstos para recapitalizar la banca. “Si el programa expira, el dinero volverá a Luxemburgo”, advirtió Dijsselbloem dando de plazo hasta el viernes para que Grecia tome una decisión. Pese a esta dureza, Varoufakis, que aseguró haber recibido otra oferta distinta del comisario Moscovivi, se mostró confiado en que habrá un acuerdo esta semana.