atenas - A solo 24 horas de las elecciones anticipadas los griegos amanecen con el eco de la campaña electoral más austera de su historia, cargada de debates en televisión, radio y redes sociales, pero con apenas carteles y vallas publicitarias. Los partidos han reducido el gasto al mínimo.
En la que es su jornada de reflexión a la griega, el primer ministro en funciones y dirigente conservador, Andonis Samaras, se acercó ayer hasta la carpa central de su partido en la plaza de Syntagma, donde pronosticó ante sus seguidores que “el 14% de los indecisos están con nosotros”.
Por su parte, el líder izquierdista de Syriza, Alexis Tsipras, ofreció un almuerzo a representantes de los medios de comunicación, al que acudió junto a buena parte de la cúpula de la formación.
La expectación ante estos comicios no es solo cosa de los griegos, ya que el mundo está mirando al que podría ser el primer gobierno de izquierdas en la historia de Grecia pero también el punto de inflexión para la izquierda en Europa. Un total de 497 periodistas extranjeros, de 45 países, están acreditados para cubrir unas elecciones generales anticipadas en las que votarán los 9.8 millones de griegos censados.
Samarás apelaba al miedo una vez más en su mitin del viernes en Atenas. En un desesperado intento de asegurarse el primer puesto y advertía de las desastrosas consecuencias para la “madre patria” si dan el voto a Syriza. Pero lo cierto es que la balanza se empeña en inclinarse del lado de la coalición de izquierda que lidera Alexis Tsipras, y que pide a los electores la mayoría absoluta para “romper con la Troika y reconstruir Grecia”.
Syriza parte como favorita con hasta 6 puntos de ventaja sobre la formación de Samarás, según las últimas encuestas, por lo que la posibilidad de hacerse con los 151 escaños que necesitan para gobernar en solitario es bastante realista, y Tsipras insta a todos los griegos, tanto si en otras ocasiones han votado a la izquierda como si no, a que hoy lo hagan “por Grecia, por el futuro”, y se unan a Syriza.
“Tenemos mucho que hacer y para ello necesitamos una mayoría fuerte. El lunes 26 será el día en que los griegos nos levantemos sin memorándum de austeridad, porque el pueblo lo rechazará en las urnas, y al día siguiente no habrá troika ni habrá Samarás, y se acabarán las políticas que han llevado al pueblo al desastre” afirmaba el viernes Tsipras en su última intervención pública antes de la votación.
Aunque la mayoría de los griegos escuchan con ilusión ese discurso esperanzador también son muy conscientes de las dificultades que entraña entrar en batalla contra las políticas de austeridad, la corrupción y los bancos. “Tenemos muchas esperanzas en que gane Syriza, esta es una ocasión única de tener un gobierno que ponga por delante las necesidades de la gente en lugar de los intereses de los bancos y los tecnócratas europeos, y esperamos que lo hagan con mayoría absoluta. Pero también somos realistas y sabemos que para cumplir el programa, habrá que hacer concesiones que no van a gustar a todos sus votantes. En Syriza hay muchas corrientes de pensamiento. Cuenta con muchos apoyos entre los sectores más empobrecidos de la sociedad pero no tanto por ideología como por desesperación y necesidad. Incluso gente del Pasok va a votar por ellos”, afirma Zakia Akra, una joven doctorando en Ciencias Políticas en Atenas que votará por esta formación. “Sin embargo, ¿Por dónde van a empezar? ¿Habrá recursos para implementar el programa? ¿Se cumplirán las prioridades sociales que prometen?”, se cuestiona.
aliviar a los excluidos La prioridad del programa de Tsipras es aliviar la situación de los excluidos, que en estos últimos cinco años han sufrido el castigo de los recortes de salarios y pensiones, las cargas de impuestos abusivos, el desempleo masivo en el sector público y privado, el cierre de decenas de miles de pymes, los desahucios, la falta de sanidad pública para tres millones de griegos y el incremento de suicidios en muchas familias. Los ciudadanos esperan que Syriza les libere de la sobrecarga de impuestos y cumplan su promesa de hacer una reforma fiscal para que quienes tengan ingresos menores de 12.000 euros dejen de pagar tasas.
La diputada Zoi Kostandopoulous, de quien se dice podría ser la próxima ministra de Justicia, hablaba el viernes en una conferencia en Atenas de la necesidad de crear un gobierno unido con un programa que contribuya a reconstruir el país e implementar el crecimiento. En su intervención hizo referencia a la deuda que habrá que renegociar con la troika, pero también habló de la obligación de reparaciones que el gobierno de Merkel tiene con Grecia. “Vamos a hablar con Merkel de la deuda, pero le recordaremos que también Alemania deberá pagar la deuda que tiene con Grecia por haber destruido nuestro país durante la II Guerra Mundial y la obligación que tiene de compensar a toda Europa por los crímenes del nazismo. Los dos temas estarán sobre la mesa”, recordó a los asistentes.
La permanencia en la UE es también un tema controvertido dentro de las fuerzas que forman Syriza. El abogado Dimitrios Beladis, candidato al Parlamento por esta formación se declara un “radical” dentro de la coalición. “Estoy en el lado de esa gran minoría interna del 30-40% que opina que no deberíamos permanecer en la UE”, reconoce el candidato. “Pero la prioridad ahora es que Grecia dé un giro a la izquierda. En eso estamos todos de acuerdo y así lo hemos pactado, aunque a más largo plazo el tema de la permanencia creará un encendido debate dentro del gobierno si mañana ganamos”, confiesa Beladis.
Papadopoulo está convencido de que esas diferencias entre lo que él llama “la derecha de Syriza” -sector que considera necesario seguir en la UE aunque renegociando las condiciones con la unión-, y lo que denomina la “rama radical de la coalición”, acabará por crear una escisión en el gobierno de Tsipras. “La minoría radical de Syriza está en contra de pactar con nadie si no hay mayoría absoluta y prefiere forzar unas nuevas elecciones en unos meses, porque quieren empezar a realizar el programa social sin que un posible socio de gobierno ponga impedimentos. Y si se pacta, habrá muchas condiciones que paralicen las reformas”, explica este profesor, que se confiesa parte del sector radical y que ha llegado de Alemania para votar, para que Syriza obtenga la mayoría absoluta. “No tenemos miedo de Syriza, estamos en el camino del desarrollo de este país y esto podría quedar interrumpido por un gobierno de izquierda que puede tirar por la borda todos los esfuerzos que han hecho los griegos en los últimos años. Yo confío en Samarás porque tiene experiencia y en el último año ha demostrado que el crecimiento es posible. Con Syriza solo hay incertidumbre”, opina Antonis Parasis, un estudiante de Arquitectura voluntario de campaña por Nueva Democracia.
Syriza conseguirá los 50 escaños que la ley electoral concede al partido más votado, una práctica considerada por muchos griegos como “antidemocrática”. Aún así dependerá del número de pequeños partidos que superen el 3% necesario para tener representación parlamentaria y del porcentaje de votos que consigan los partidos en el Parlamento.
De no conseguir la mayoría absoluta, Tsipras tendrá que pactar para formar Gobierno o “recurrir a apoyos concretos en algunas cuestiones”, como ha declarado en ocasiones.
De todas las fuerzas que se presentan a estos comicios, se estima que sólo siete lograrían entrar en el Parlamento. Nueva Democracia, de Samarás, promete continuar con las reformas estructurales exigidas por la troika manteniendo los compromisos con los acreedores europeos, pero también abandonar el rescate este año y una bajada progresiva de impuestos. Para buena parte de los que votarán a Syriza, un acuerdo con To Potami, la formación creada el pasado marzo -y que dio una sorpresa en las elecciones europeas-, no es viable. Sin embargo, otros votantes no descartan del todo que la formación de centroizquierda de Stavros Theodorakis pueda llegar a ser un posible socio en el gobierno. To Potami cuenta con un equipo de gente joven, profesionales de clase media sin ninguna experiencia política. Su líder, un periodista de la televisión griega, tiene por bandera las reformas y el europeísmo y no le hace ascos a una posible alianza de gobierno con Syriza siempre que Grecia permanezca en la eurozona y que se llevara a cabo una reforma de la Administración.