El Cairo - El hasta ahora príncipe heredero, Salman bin Abdelaziz al Saud, de 81 años, se convirtió ayer en el nuevo rey de Arabia Saudí después de la muerte de su hermano Abdalá ibn Abdelaziz, a los 90 años, a consecuencia de una neumonía que lo mantuvo ingresado desde principios de este mes.
Abdalá, que accedió al trono en 2005 tras la muerte de su hermanastro el rey Fahd, sobrevivió en 2011 a la Primavera Árabe que puso en jaque a los regímenes totalitarios de varios países de la región.
En 2014, no dudó en unirse a la coalición liderada por Estados Unidos contra el grupo radical Estado Islámico en Siria e Irak, donde consiguió controlar vastos territorios en los que intenta imponer su particular interpretación de la ley islámica. En cuestiones religiosas, Abdalá fue el único de la familia Saud del que se conocen contactos con la oposición integrista, aunque ha ejercido una política dura con los militantes islámicos.
El finado destacó por su incondicional apoyo al golpe de Estado en Egipto el 3 de julio de 2013, protagonizado por el entonces ministro de Defensa, el general Abdel Fatah al Sisi, contra el presidente islamista Mohamed Mursi, dirigente de los Hermanos Musulmanes. Es hijo del rey Saud, lo mismo que el rey Fahd, aunque de distinta madre.
Nuevo monarca Así, como marca la legislación saudí, Salman heredó ayer el trono y fue investido como rey de acuerdo al reglamento establecido en Arabia Saudí y con este paso, su hermano menor, Muqrin bin Abdelaziz al Saud, pasó a ser el príncipe heredero. Muqrin está considerado una figura relativamente liberal dentro de una familia y un contexto político profundamente conservador. Formado como piloto de combate, entre 2005 y 2012, fue jefe de los servicios de Inteligencia. Es el primer heredero nacido después de 1939 -tiene 69 años- y el primero en asistir a una universidad occidental en lugar de recibir clases únicamente de clérigos en Riad, lo que le convierte en una anomalía dentro del estricto régimen.
En su primer discurso como monarca, el rey Salman se comprometió ayer a mantener el rumbo marcado por sus predecesores en la dinastía que controla el país. “Continuaremos, con el apoyo de Dios, manteniendo el camino recto que este país ha seguido desde su creación por el fallecido rey Abdalá”, aseguró en un discurso retransmitido por la cadena de televisión estatal. El monarca hizo un llamamiento a la unidad y la solidaridad de los países musulmanes y árabes y se comprometió a servir a su país y a protegerlo frente a las amenazas.
Habitual de Marbella Hermano del rey Fahd, fallecido en 2005, y hermanastro de su sucesor el rey Abdalá, Salman recibió una educación religiosa impartida por los más cualificados ulemas del reino. Se convirtió en príncipe heredero del reino petrolero en junio de 2012 y durante este tiempo ocupó los cargos de viceprimer ministro y ministro de Defensa. También fue alcalde de Riad entre los años 1954 y 1960 y más tarde sería nombrado gobernador de Riad (emir de Riad).
Comprometido con las causas humanitarias, desde 1956 dirigió varios comités de ayuda a los damnificados de terremotos, inundaciones dentro del mundo árabe e islámico y también en el mundo.
Tras la muerte del heredero saudí, Nayef bin Abdelaziz, el 16 de junio de 2012, fue designado nuevo heredero al trono y viceprimer ministro, sin perder su cargo como titular de Defensa.
Asiduo de Marbella, Salman visita cada verano esta ciudad costera malagueña donde posee un palacio, aunque el príncipe Salman también ha viajado a España en visitas oficiales en numerosas ocasiones donde ha sido recibido por los Reyes y otras autoridades.
Así, el rey Felipe VI viaja hoy a Riad para asistir a las exequias del rey Abdalá y, al igual que don Juan Carlos, envió un telegrama a Salman en el que expresaba su “más sincero sentimiento de pesar” y manifestaba su compromiso de reforzar los lazos de amistad y cooperación que unen a ambos países.