londres - Ante el avance en las urnas del antieuropeo Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) de Nigel Farage, el primer ministro británico, David Cameron, presentó ayer una batería de medidas draconianas para controlar la inmigración comunitaria en el Reino Unido y prometió negociar con sus socios de la UE para que acepten sus reformas.

En un evento que tuvo lugar en una planta que fabrica equipos para la construcción en Staffordshire, centro de Inglaterra, Cameron pronunció su muy esperado discurso sobre inmigración, cuando faltan menos de seis meses para las elecciones generales.

El plan, que sólo saldrá adelante si Cameron es reelegido para un segundo mandato de Gobierno, impone duras restricciones a los comunitarios que quieran trabajar en el Reino Unido, como el plazo de seis meses para que encuentren trabajo o haber vivido cuatro años en el país antes de beneficiarse de los subsidios estatales.

Aunque Cameron reconoció que se trata de unas medidas “radicales”, las consideró “razonables” y “justas” por la fuerte presión que sufren los servicios esenciales, como las escuelas y los hospitales, para atender las necesidades de la población.

Además de obligar a los comunitarios a volver a sus países si no encuentran trabajo en seis meses, los tories quieren hacer más difícil que los inmigrantes de la UE traigan a sus familiares.

También busca acelerar el proceso de deportación de los condenados por delitos y extender el periodo de expulsión del país de aquellas personas que fueron deportadas por delitos relacionados con la mendicidad y el fraude.

prohibir la entrada Entre otras cosas, Cameron dijo que quiere prohibir la entrada de inmigrantes de países recién adheridos a la UE hasta que sus economías se equiparen con las del resto de socios comunitarios. Además, Interior reforzará la vigilancia de los llamados matrimonios de conveniencia, mientras que se obligará a los caseros que verifiquen el estatus de inmigración de sus inquilinos.

Los planes fueron dados a conocer un día después de que la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS) facilitara las últimas cifras de inmigración, que se sitúan muy por encima de lo esperado. Según la ONS, la inmigración neta a este país -la diferencia entre los ciudadanos que llegan y los que se marchan- fue de 260.000 personas entre los meses de junio de 2013 y de 2014, frente a los 182.000 computados en ese mismo periodo del año anterior.

Cameron prometió que sus propuestas servirán de base para negociar una reforma de la UE, lo que implicaría modificar los tratados, antes de convocar el referéndum sobre la permanencia o salida del país de la UE antes de que termine 2017, pero siempre que los “tories” ganen las elecciones.

Si bien Cameron admitió que el Reino Unido apoya el principio comunitario de libertad de movimiento de los trabajadores, consideró de suma importancia impedir que haya abusos. También aclaró que si sus inquietudes no son escuchadas, “no descarta nada”, lo que ha sido interpretado como una clara señal de que está dispuesto a considerar la salida de la UE.

El líder de la oposición laborista, Ed Miliband, acusó al primer ministro de “no tener credibilidad” en materia de inmigración y de haber “roto” las promesas de recortar el número de extranjeros.

Inmigración neta. La inmigración neta al Reino Unido -la diferencia entre los ciudadanos que llegan y los que se marchan- fue de 260.000 personas entre junio de 2013 y de 2014, frente a los 182.000 computados en ese mismo periodo del año anterior.