Washington - El gobernador del estado norteamericano de Misuri, Jay Nixon, ha ordenado el envío de la Guardia Nacional estatal para “ayudar a restaurar la paz y el orden” y “proteger” a los ciudadanos de Ferguson tras las últimas protestas por la muerte del joven negro Michael Brown, tiroteado por un agente de Policía. Horas después de que las fuerzas de seguridad dispersasen con gas lacrimógeno una manifestación y en respuesta a una serie de ataques “deliberados” y “coordinados”, Nixon firmó una orden ejecutiva para desplegar la Guardia Nacional. Los disturbios dejaron un herido y siete detenidos en la primera noche de toque de queda que, según dijo ayer Nixon, podría durar varios días.
Mientras tanto, dentro de la investigación del caso, el Fiscal General de EEUU, Eric Holder ha ordenado que personal médico federal realice una segunda autopsia al cuerpo del joven, “debido a las circunstancias extraordinarias que rodean el caso y a petición de la familia, según el Departamento de Justicia. Según publicó ayer The New York Times, una autopsia independiente realizada al cuerpo de Brown ha certificado que el joven recibió seis disparos a media distancia, dos de ellos en la cabeza. El portavoz del Departamento de Justicia, Brian Fallon, en un comunicado, dijo que la autopsia se efectuará “lo antes posible” al tiempo que indicó que los funcionarios del Departamento de Justicia que trabajan en el caso también tendrán en cuenta el examen realizado por las autoridades estatales para su investigación. El abogado de la familia consideró esta acción una señal “alentadora” de que la investigación independiente está avanzando “y eso es lo que la familia quería”.
“Tenemos que mantener la propiedad de la población segura y la paz con el fin de conseguir la justicia”, dijo el gobernador demócrata en una entrevista en el programa político dominical State of The Union de CNN. A la pregunta de si el toque de queda se mantendrá durante los próximos días, el gobernador expresó que “podría ser”.
El error del vídeo Tras una relativa calma después de que el jueves Nixon decidiera transferir la supervisión de las protestas a la Patrulla de Caminos, con el capitán Ron Johnson al frente, quien ha tenido un papel conciliador, la publicación de un vídeo en el que supuestamente se ve a Brown participando en un robo causó indignación y nuevos incidentes. Nixon lamentó este domingo la divulgación del vídeo, que vio la luz el mismo día en que se hizo pública la identidad del policía que disparó a Brown, y consideró que tuvo un efecto “incendiario” y reavivó las protestas. “Menospreciar la reputación de la víctima en medio de un proceso como este no está bien”, dijo en otra entrevista con el programa Meet the Press de NBC, en el que aseguró que ni él, ni la Patrulla de Carreteras, ni las autoridades federales sabían que la Policía local iba a difundir el vídeo.
El gobernador aseguró que se hará una investigación exhaustiva de la muerte de Brown y recordó que el Departamento de Justicia envió a 40 agentes del FBI para recoger testimonios de lo sucedido: “Tenemos que hacer esto bien”. “Es evidente que la muerte de un joven de 18 años por el arma de un agente es algo delicado, no sólo aquí en Misuri, sino en todo el país y en el mundo, y es importante que lo resolvamos bien”, agregó.
Un largo camino Los disturbios que se han desencadenado en Ferguson son similares a otros que se han producido en Estados Unidos en las últimas décadas, después de actuaciones policiales contra ciudadanos afroamericanos. El asesinato el 4 de abril de 1968 de Luther King desencadenó una oleada de violentos disturbios raciales en 125 ciudades en los que murieron 46 personas, 2.800 resultaron heridas y más de 26.000 fueron arrestadas. La capital, Washington, fue la más afectada, con 13 muertos e incontables saqueos y destrozos.
Aunque los peores disturbios se produjeron en la década de los sesenta, en plena lucha de la población negra por acabar con la segregación que sufría, Estados Unidos ha vivido desde entonces incidentes raciales violentos asociados a la actuación de miembros de la policía contra afroamericanos. Los más graves desde 1980 tuvieron lugar en Los Ángeles en abril de 1992. La chispa que encendió la violencia fue la absolución de cuatro agentes de policía que habían sido grabados por un videoaficionado propinando una brutal paliza al taxista negro Rodney King. Las protestas se prolongaron varios días y dejaron 55 muertos, más de 2.000 heridos y 1.000 millones de dólares en pérdidas materiales.
En mayo de 1980 al menos quince personas murieron en Miami en los incidentes que siguieron a la sentencia que absolvió a cuatro policías blancos acusados de matar a un afroamericano tras cometer una infracción de tráfico. En abril de 2001 Cincinnati vivió varios días de violencia después de que un oficial de policía matara a un joven negro. Fueron detenidas más de 200 personas y declarado el toque de queda.