Lagos - Al menos 200 personas han muerto en un nuevo ataque perpetrado supuestamente por Boko Haram en Nigeria, mientras el país sigue pendiente de las más de 200 niñas secuestradas por ese mismo grupo armado.

La escalada de la violencia en Nigeria tiene conmocionados al país y a la comunidad internacional, que ha condenado enérgicamente el rapto de las menores, retenidas desde el 14 de abril, y ofrecido ayuda al Gobierno nigeriano para lograr su rescate.

El último ataque de la secta radical islamista ocurrió el lunes -aunque trascendió ayer- en la frontera con Camerún, cuando un grupo de hombres armados invadió una población por la noche. "La gente está todavía contando los cadáveres. Han contando más de 200 y aún no han acabado", dijo el diputado Abdulrahman Terab, que representa a la zona en la Cámara de Representantes en Abuya.

En el ataque, los agresores, ataviados con vestimenta militar, destruyeron más de 250 casas y dispararon a discreción contra los lugareños, relataron los testigos. Mohammed Abari, de 60 años y superviviente de la matanza, aseguró a los periodistas que el número de víctimas mortales podría ascender a trescientas.

Por otra parte, la Policía ha admitido desconocer dónde están las menores, por lo que ofreció una recompensa de 222.000 euros a quien ofrezca información "creíble" sobre el paradero de las niñas. Además, el pasado domingo, supuestos miembros de la secta secuestraron a otras once niñas, de entre 12 y 15 años, en el pueblo de Warabe, una vez más en el estado de Borno.

Más ayuda a Nigeria. El rapto de Chibok ha suscitado numerosas condenas en todo el mundo y países como Estados Unidos, Francia, China y Reino Unido ya han ofrecido ayuda a Nigeria para rescatar a las escolares, unas ofertas que el presidente nigeriano, Goodluck Jonathan, ha agradecido y aceptado.

3.000 muertos desde 2009. Desde que la Policía acabó en 2009 con el líder del grupo armado, Mohamed Yusuf, los radicales mantienen una sangrienta campaña que ha causado 3.000 muertos y miles de desplazados.