Mientras el mundo sigue preguntándose cómo un avión en pleno siglo XXI y con los avances tecnológicos existentes puede desaparecer sin dejar rastro, las autoridades de aviación de Malasia también consideran el incidente del aparato de Malaysia Airlines como un "misterio de la aviación sin precedentes". En concreto, el responsable de la Autoridad de Aviación civil de Malasia, Azharuddin Abdul Rahman, dijo que no podía descartarse un secuestro. "Hasta donde nos concierne, tenemos que encontrar el avión", destacó.
Las primeras investigaciones han llevado a la conclusión de que los pasajeros que utilizaron pasaportes falsos no tienen aspecto de asiáticos, guardando uno de ellos parecido con el jugador de fútbol italiano Mario Balotelli. Gracias al testimonio del agente tailandés que vendió los billetes de avión se pudo saber también que éstos fueron comprados a través de un intermediario iraní que solicitaba unos billetes baratos para volar a Europa.
Por el momento las autoridades no quieren revelar la nacionalidad de los pasajeros, ya que podría tratarse de un caso de tráfico de personas con más implicados o de una red de inmigración ilegal. "Puedo confirmar que no es un malasio, pero no puedo divulgar aún de qué país procedía", explicó el inspector general de la Policía malasia, Tan Sri Jalid Abu Bakar.
Lo que sí ha confirmado es que el pasajero no era de la región autónoma de Xinjiang, de donde es originaria la minoría uigur, hacia donde giran algunas de las sospechas en China, pues algunos de sus miembros estuvieron implicados en el atentado reciente en la estación de trenes de la ciudad de Kunming, en la provincia sureña de Yunnan, que se saldó con 29 muertos y 130 heridos.
La identificación se pudo llevar a cabo gracias a las grabaciones registradas por las cámaras de seguridad del aeropuerto de Kuala Lumpur. "No tenemos constancia de que ningún grupo armado chino haya reivindicado la responsabilidad de la desaparición del aparato", destacó Jalid.
El tercer día de búsqueda por mar y aire de los 239 ocupantes del vuelo MH370 resultó fallida y recibió las críticas directas de los medios de comunicación oficiales de Pekín, que habían estado comedidos anteriormente.
En concreto, un editorial del diario oficialista Global Times, destacó que las autoridades malasias "no pueden eludir sus responsabilidades" y que "hubo carencia por parte de Malaysia Airlines y de responsables de seguridad". Por su parte el China Daily afirmó que "no se puede descartar la hipótesis terrorista" y lamentó que no se haya hecho pública la identidad de los pasajeros con pasaportes falsos.
amenazas El lunes también se hizo público que la aerolínea taiwanesa China Airlines (CAL) recibió el pasado día 4 de marzo amenazas de ataques terroristas inminentes en el aeropuerto de la capital china a través de una llamada de teléfono y de las que informó pertinentemente a Pekín.
Lo más extraño del caso para muchos expertos es el hecho de que el avión no emitiese una señal de socorro, sin embargo las fuerzas aéreas malasias si constatan que el radar del aparato sugiere que éste habría dado la vuelta y desviado su ruta antes de desaparecer una hora después de su despegue. Pese a que muchos familiares han perdido las esperanzas de encontrar a sus seres queridos con vida, el presidente chino, Xi Jinping, aseguró que su país "no abandona ninguna opción que permita salvar vidas. El portavoz del Ministerio de Exteriores chino Qin Gang, en la rutinaria rueda de prensa diaria, subrayó que todavía no hay pruebas suficientes para considerar la desaparición un atentado terrorista, haciendo un llamamiento a parar "la circulación de rumores o especulaciones".
Pero donde se vivieron más momentos de tensión y enfado ante la falta de información fue en el encuentro de unos 20 minutos entre empleados de la aerolínea y un centenar de familiares y amigos de los pasajeros chinos, que acabó entre botellas de agua por los aires.
"Todos los malasios son mentirosos", gritó uno de los presentes a los tres representantes y la traductora, que trataban de organizar su viaje a Malasia. Al preguntar quiénes querían ir a Kuala Lumpur y quiénes preferían quedarse en Pekín a la espera de noticias, la primera botella de agua saltó por los aires. Pocos tenían claro irse de la capital china y otras dos botellas fueron lanzadas. Un par de horas más tarde una delegación de autoridades chinas aparecieron por primera vez en el hotel.