VITORIA - Matteo Renzi (Florencia, 1975), el joven alcalde de Florencia y líder del Partido Demócrata, nunca ha ocultado su ambición, ni siquiera su deseo de convertirse en primer ministro, aunque para ello haya tenido que provocar la enésima crisis del Gobierno en Italia y tumbar a un propio colega de formación. Tampoco parece importarle convertirse en el tercer primer ministro consecutivo sin pasar por las urnas. "Ir al frente ahora conlleva un elemento de riesgo, pero un político tiene el deber de correr riesgos en cierto momento", reconoció Renzi el pasado jueves ante la asamblea del Partido Demócrata que decidió la caída del Gobierno de Letta. Pero el alcalde de Florencia no retrocede ante un desafío.

El secretario general del PD se presenta como un político directo que desprecia la vieja política italiana y persigue una profunda transformación de las instituciones del país. Su carrera ha sido fulgurante y ahora podría convertirse en el jefe de Gobierno más joven de Europa. Renzi intentó dar el salto a la política nacional en 2012, presentando su candidatura a las elecciones primarias del PD con un mensaje muy crítico contra el anquilosamiento de la política italiana y reclamando que los líderes den paso al relevo generacional. Sin embargo, tras un apasionante duelo de dos vueltas, Renzi tuvo que admitir su derrota frente al entonces representante de la izquierda tradicional, Pier Luigi Bersani, quien encabezó las listas del partido a las elecciones.

Pero el duelo entre la tradición y los nuevos aires reformistas se ha saldado finalmente con el triunfo del último. Renzi se convirtió en secretario general del PD el pasado 8 de diciembre, precipitando así la caída de las viejas glorias del partido: el propio Bersani, Massimo D'Alema y Romano Prodi. Ahora le ha tocado el turno a Letta, un obstáculo en sus ambiciones. Renzi ya desafió al ahora ex primer ministro el pasado 18 de enero cuando invitó a la sede del PD a Silvio Berlusconi, con quien pactó la reforma de la ley electoral. Este gesto y este pacto enfureció a Letta, que ya entonces amenazó incluso con dimitir.- M.Martínez