tarragona. Gestión de Residuos Especiales de Catalunya (Grecat) -empresa concesionaria del servicio público de incineración de residuos peligrosos en Catalunya- recibió la solicitud de otra compañía para hacerse cargo de la última fase de destrucción de parte de las armas químicas procedentes de Siria.
La planta, ubicada en Constantí (Tarragona), emitió un comunicado en el que confirma que la solicitud "están en fase de estudio", en línea con lo avanzado ayer por El Periódico sobre la petición del presidente de EEUU, Barack Obama, a su homólogo español Mariano Rajoy para acoger parte del arsenal químico sirio. Según Grecat, el Organismo para la Prohibición de Armas Químicas (Opaq) ha preseleccionado a diversas empresas europeas para que se presenten a un concurso para tratar agentes químicos procedentes del país árabe, y una de éstas se ha puesto en contacto con la planta, especializada en el tratamiento de residuos especiales.
En concreto, según el comunicado, se trata de "ofertar el tratamiento de algunas de las materias primas y flujos que después de haber recibido un tratamiento previo serán residuos especiales", ya que las armas se someten a un primer proceso de incineración en un barco en alta mar.
Grecat se constituyó en 2000 para operar el servicio público de gestión de residuos peligrosos en Catalunya, mediante la unión de tres empresas accionistas: la multinacional alemana Basf, Comsa Emte Medio Ambiente y el Grupo Ecocat. La planta de Constantí operada por Grecat se encuentra en proceso de privatización, desde que en marzo de 2012 la Generalitat decidiera venderla por un valor de 42,2 millones de euros.
Por su parte, ante la noticia el jefe del Departamento de Ingeniería Química del Instituto Químico de Sarrià (IQS), Julià Sempere, consideró ayer que los residuos de armas químicas bien tratadas "no son peligrosos", siempre que el proceso de destrucción se realice correctamente y con todas las garantías de seguridad.
El profesor del IQS dijo que la incineración genera unos residuos en forma de cenizas y productos "equivalentes a los de cualquier incineradora de residuos domésticos", por lo que, si el proceso se hace de forma adecuada, no se generarán nuevos productos tóxicos.