washington. La costa este de EEUU afrontó ayer su jornada más gélida en cuatro décadas, con una caída histórica de las temperaturas que, junto al intenso viento, provocó una sensación térmica de hasta menos 50 grados celsius en algunos puntos. Esta intensa ola de frío, provocada por un vórtice polar, alcanzó su apogeo esta pasada noche (entre el martes y el miércoles), tras lo que las temperaturas recuperarán los niveles normales de esta época, e incluso podrían subir más de lo normal para enero durante el fin de semana.
El vórtice polar, la palabra más oída en Estados Unidos en las últimas 48 horas, es un ciclón de aire extremadamente frío situado normalmente en el norte de Canadá, pero que estos días se había desplazado hacia el sur acompañado de fuertes ráfagas de viento.
Este fenómeno llevó la alarma al noreste y el medio oeste del país, donde se cerraron escuelas, cancelaron miles de vuelos, y recomendaron de manera ferviente a los ciudadanos que, en la medida de lo posible, no salieran de sus casas.
Minnesota ya vio bajar sus termómetros hasta los -48 grados celsius, mientras que Chicago vio descender la temperatura hasta los -45 grados, y Detroit registró 37 grados bajo cero. En la capital del país, acostumbrada a temperaturas algo más amables que otras ciudades vecinas, la temperatura descendió hasta los 20 grados bajo cero, algo que hasta ayer no había conocido ningún washingtoniano menor de 40 años.
agua congelada antes de caer El frío que se registró ayer martes en buena parte de EEUU es tal que, como no se cansaban de demostrar los reporteros de las televisiones estadounidenses, el agua de un vaso de agua muy caliente lanzada al aire se convertía automáticamente en nieve.
Este severo frente afectó a 140 millones de personas de 26 estados y provocó más de 4.000 cancelaciones de vuelos, más de 9.000 retrasos, miles de cortes de luz, y más de una decena de muertes, de manera directa o indirecta.
Ante estas gélidas temperaturas, las autoridades ya no sabían qué decir para convencer a los ciudadanos de que permanecer en el exterior no sólo es incómodo sino también muy peligroso para sus vidas.
Cuando la temperatura baja de los 25 grados bajo cero, la piel expuesta a ese frío queda congelada en cuestión de minutos y la hipotermia no tarda más en llegar.
El frío que ha afrontado buena parte del país durante las últimas horas es tal que incluso los osos polares y los pingüinos de los zoos de algunas ciudades como Chicago fueron cobijados para protegerles de las gélidas temperaturas.
Para los humanos, las autoridades recomendaban llevar manoplas en lugar de guantes, no permanecer en la calle mojados y, si sus circunstancias se lo permiten, no pisar la calle de ningún modo.
Quienes tuvieran que desplazarse ayer martes debían comprobar que la batería de su coche estaba bien cargada, pues las que tienen más de tres años podrían no funcionar tras estar sometidas a temperaturas tan extremas.
poner la calefacción baja Quienes podían quedarse en casa tampoco debían bajar la guardia: aunque sea tentador subir la calefacción, lo que los expertos recomendaban era mantenerla relativamente baja y cobijarse bajo la manta del sofá, para evitar cortes eléctricos. Otra recomendación a tener en cuenta era proteger las tuberías de las casas y negocios, porque las temperaturas gélidas podrían hacer que se rompieran y provocar inundaciones, como ya había ocurrido en algunos lugares de Boston.
Y por si alguien desoía estos consejos, emitidos por activa y por pasiva, las autoridades recordaron que los síntomas de la congelación son la pérdida de la sensibilidad y la palidez en dedos, orejas y nariz.
La hipotermia se manifiesta con la pérdida de memoria, desorientación, fatiga y los escalofríos. En este caso, lo que debe hacerse es llevar a la víctima a un lugar cubierto, darle bebidas calientes y luego acudir al médico.
Mientras, los 22 grados bajo cero a los que se encontraba el aeropuerto internacional de Toronto obligaron a la suspensión de las operaciones, lo que provocó la suspensión de centenares de vuelos y escenas de caos. El aeropuerto internacional Pearson de Toronto informó ayer de que la baja temperatura hacía peligroso el trabajo de los operarios de pista, a lo que se añadía el mal funcionamiento de algunos equipos.
A las 9.00 horas, los termómetros marcaban una temperatura de 22 grados centígrados bajo cero, pero el viento situaba la sensación térmica en 40 bajo cero.
Las autoridades advirtieron de que a esa temperatura cualquier zona del cuerpo expuesta al aire se puede congelar en menos de 10 minutos.