Washington. El presidente estadounidense, Barack Obama, encara una semana más que decisiva. El jueves se cumple el plazo para que demócratas y republicanos alcancen un acuerdo sobre el aumento del techo de la deuda que evite que Estados Unidos entre en suspensión de pagos. El mandatario negocia a contrarreloj con los líderes de ambas cámaras del Congreso y solo un pacto in extremis salvaría a Estados Unidos de la catástrofe. El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, se mostró la tarde de ayer optimista al anunciar un acercamiento de posturas con el jefe de la minoría republicana, Mitch McConnell, que podría alumbrar, incluso, un acuerdo.
Por su parte, el senador demócrata Joe Manchin sugirió que los puntos de fricción son la duración de la resolución de financiación temporal de la Administración federal y la de la propia extensión del techo de endeudamiento de Estados Unidos. Los demócratas presionan para que el proyecto de ley de financiación temporal sea más corto y el aumento del techo de la deuda más prolongado, de manera que podrían deshacerse de algunos de los recortes del gasto público que entraron en vigor en marzo.
"Cuándo debe vencer (la financiación temporal), cuándo debe vencer el techo de la deuda y si ese tiempo es suficiente para que la Conferencia del Presupuesto y las Comisiones de Presupuesto se sienten y trabajen sobre ello. Esos son los detalles que tienen que ser resueltos", explicó el senador demócrata a la salida de una reunión. Estas declaraciones se produjeron pocas horas antes de que el mandatario estadounidense mantuviera un nuevo encuentro con Reid, McConnell, el presidente de la Cámara de representantes, el republicano John Boehner, así como con la líder de la minoría demócrata en la Cámara Baja, Nancy Pelosi, para seguir presionando a los miembros de ambos partidos. Antes de asistir al encuentro, Obama manifestó que "ha habido algún progreso en cuanto al reconocimiento de que no vamos a poder superar todas las diferencias entre los partidos de una sola vez".
"A falta solo de unos pocos días para que el Gobierno se quede sin autorización para contraer préstamos, el presidente hará evidente la necesidad de que el Congreso actúe para pagar nuestras cuentas y volver a abrir (la administración federal, que ayer entró en su tercera semana de paralización)", anunció la Casa Blanca en un comunicado difundido antes de la reunión entre el presidente y los líderes de ambas cámaras. Obama se mantiene en su posición de "no pagar un rescate" al Congreso para que reanude las actividades federales, paralizadas desde el 1 de octubre, y aumente el límite de la deuda, actualmente en 16,7 billones de dólares.
"El presidente sigue instando al Congreso a aprobar un proyecto de ley que eleve el techo de la deuda y dé a nuestras empresas y nuestra economía la certeza que necesitan", añadió la Casa Blanca.
Papel del senado Los legisladores apenas habían avanzado en las negociaciones durante el fin de semana, cuando el peso recayó principalmente en la Cámara Alta después de que las conversaciones entre Boehner y el presidente Obama no llegaran a buen puerto. Los senadores Reid y McConnell se reunieron la noche del sábado con el presidente estadounidense para trazar una estrategia que permita el desbloqueo.
Sin embargo, ambos senadores apenas hicieron progresos a lo largo del domingo, pese al optimismo expresado previamente por Reid, quien aseguró que las discusiones eran productivas y fluidas. "Soy optimista sobre las perspectivas de una conclusión positiva de las cuestiones que incumben a este país", manifestó el senador demócrata.
La Cámara Alta tendrá que actuar con rapidez a fin de que el país no incumpla pagos a partir del próximo jueves, fecha prevista por el Departamento del Tesoro para dar por agotada la capacidad de Estados Unidos para contraer gastos si no se eleva el techo de la deuda. Si eso sucede, a partir de ese momento, el Gobierno calcula que dispondrá apenas de 30.000 millones de dólares en efectivo. A 48 horas de la temida fecha, los senadores de ambas partes deberían hacer muchas concesiones y ponerse de acuerdo para esquivar obstáculos de procedimiento parlamentario que retrasarían aún más una posible resolución.
Frustración republicana La frustración aumentó entre los republicanos de la Cámara Alta durante el fin de semana después de que los demócratas rechazaran la propuesta de la senadora Susan Collins, que hubiera elevado el techo de la deuda hasta finales de enero y reabierto las funciones plenas de la administración federal durante seis meses a cambio de un retraso de la aplicación de uno de los impuestos de la polémica reforma sanitaria, origen de la confrontación.
La propuesta republicana de Collins también establecía una mayor flexibilidad en la ejecución de los grandes recortes del gasto público que entraron en vigor en marzo pasado, pactados en 2011 para reducir el déficit federal. Los demócratas del Senado rechazaron el plan al alegar que no había concesiones reales a sus prioridades, ya que consideran la financiación del Gobierno, es decir, la aprobación del presupuesto para este año fiscal que comenzó el pasado 1 de octubre, y un aumento del techo de la deuda como obligaciones del Congreso.