El Cairo. El Gobierno egipcio decretó ayer el estado de emergencia y el toque de queda, en un intento de impedir que el caos se extienda por el país, escenario de violentos disturbios que han dejado al menos un centenar y medio de muertos, entre ellos un cámara del canal de televisión Sky News. Mick Deane fue alcanzado cuando grababa los disturbios de El Cairo.
La violencia comenzó después de que la policía lanzara a primera hora de la mañana una operación para desmantelar las acampadas de protesta de los seguidores del depuesto presidente egipcio Mohamed Mursi en las plazas de Rabea al Adauiya y de Al Nahda, en El Cairo. Poco después, los Hermanos Musulmanes, grupo en el que militó Mursi hasta que accedió a la Presidencia, instaron a sus simpatizantes a que salieran a protestar, en repulsa por la actuación policial, lo que convirtió las calles de distintas ciudades en auténticos campos de batalla.
En El Cairo, hubo marchas de partidarios de la Hermandad en varias áreas, como el distrito de Ciudad Naser, donde se ubica Rabea al Adauiya, y en la plaza de Mustafa Mahmud, en el barrio de Mohandesin, donde los islamistas se enfrentaron a la policía.
Pero los disturbios no solo se limitaron a la capital, sino que también se han producido en otras localidades de Egipto, tanto de norte a sur como de este a oeste.
Asaltos a comisarías de policía y sedes de las gobernaciones provinciales fueron la tónica durante todo el día, e incluso la Biblioteca de Alejandría (norte) fue blanco de un ataque armado.
En el sur, numerosas iglesias fueron atacadas, muchas de ellas, incluso incendiadas. Las autoridades y la Hermandad se acusaron mutuamente de estar detrás de las agresiones a templos cristianos.
Al menos 149 personas murieron y 1.403 resultaron heridas durante los disturbios en distintos puntos del país, según las últimas cifras del Ministerio de Sanidad.
De esas víctimas, al menos 49 perdieron la vida y 423 sufrieron heridas en la capital, mientras que el resto fueron en las provincias.
Ante este panorama, la Presidencia, con el visto bueno del Consejo de Ministros, decretó el estado de emergencia durante un mes por el "peligro" que se cierne sobre "la seguridad y el orden en los territorios del país".
Herencia de Mubarak El estado de emergencia estuvo en vigor en Egipto con la excusa de la lucha contra el terrorismo desde 1981 hasta mayo de 2012, cuando decidió no renovarlo la junta militar que gobernó el país desde el derrocamiento de Hosni Mubarak (1981-2011) hasta la ascensión de Mursi al poder en junio del año pasado.
El Gobierno también resolvió imponer el toque de queda por tiempo indefinido desde las 19.00 a las 06.00 hora local (17.00 a 04.00 GMT) en 14 de las 27 provincias, entre ellas El Cairo y Giza. Aun así, el Ejecutivo decidió retrasar este miércoles el inicio del toque de queda por dos horas -a las 21.00 hora local (19.00 GMT)- para dar la oportunidad a la población de que pueda regresar a sus hogares antes de su inicio.
Mientras, las fuerzas del orden consiguieron tomar el control de la plaza de Rabea al Adauiya, después de que lo hicieran por la mañana con la plaza de Al Nahda, una operación que duró tres horas.
Con la ayuda de excavadoras y vehículos blindados, la policía irrumpió en Rabea al Adauiya, donde destruyó las tiendas de campaña y el escenario montado en la plaza, además de detener a manifestantes en la zona. Entre ellos se encontraban ocho dirigentes de los Hermanos Musulmanes, como el vicepresidente del Partido Libertad y Justicia, brazo político de la cofradía, Esam al Arian; el clérigo Safuat el Hegazy y el dirigente de la Hermandad musulmana Mohamed el Beltagui.
Intercambio de disparos Testigos informaron que la policía lanzó al principio solamente granadas de gas lacrimógeno contra los manifestantes en los barrios de Ciudad Naser y Giza, que respondieron con piedras y botellas. Más tarde hubo disparos por parte de ambos bandos.
Los graves incidentes de ayer tuvieron como consecuencias políticas la dimisión del vicepresidente de Relaciones Internacionales, Mohamed el Baradei.
En una carta dirigida al presidente interino, Adli Mansur, El Baradei justificó su renuncia con no sentirse capaz de asumir la responsabilidad de decisiones con las que no está de acuerdo y de las que teme sus consecuencias. "He presentado mi dimisión porque no puedo asumir la responsabilidad de decisiones con las que no estoy de acuerdo. La policía no debería haber desalojado violentamente los campamentos de los seguidores de Mursi porque aún no se habían agotado todas la alternativas pacíficas", señaló El Baradei. "Lamentablemente de lo ocurrido se beneficiarán aquellos que llaman a la violencia y el terror", señaló el premio Nobel de la Paz. El gobierno de transición había dado la semana pasada luz verde a la policía para desmantelar los dos campamentos de protesta.
Por su parte, el partido Al Nur, el mayor de la corriente salafista egipcia, pidió a todas las fuerzas políticas que encuentren una solución pacífica a la crisis.
Debido a la situación de seguridad, los bancos y la Bolsa egipcia no abrirán hoy sus puertas, mientras que algunos lugares turísticos como las Pirámides de Giza y el Museo Egipcio de El Cairo estuvieron cerrados durante esta jornada.