seúl. Washington intenta que el nuevo Gobierno chino de Xi Jinping colabore para rebajar las amenazas de su aliado norcoreano y permita poner fin a una escalada de tensión que sigue aumentando con las indicaciones de que Pyongyang ha desplegado misiles en su costa este. Según indicó ayer el diario The New York Times, el presidente estadounidense, Barack Obama, mantuvo recientemente una conversación con el nuevo presidente chino, Xi Jinping, y la Casa Blanca considera que Pekín ha moderado su postura de apoyo a Corea del Norte y su líder, Kim Jong-un. Pekín ha mantenido una postura de tibieza y moderación en la crisis norcoreana actual, pese a que Estados Unidos ha desplegado interceptores de misiles y desplazado bombarderos estratégicos en las maniobras militares conjuntas que desarrolla desde marzo en Corea del Sur con sus aliados en Seúl. El asesor de seguridad de la Casa Blanca, Tom Donilon, consideró que la postura de China con la llegada de su nuevo Gobierno "está evolucionando", aunque otros expertos estadounidenses creen que se debe mantener la cautela. Washington está en contacto con Pekín para comunicarle los planes de reforzar las defensas antimisiles en el Pacífico por temor a que Corea del Norte pueda materializar sus amenazas, algo que levanta los recelos de China, pero que hasta el momento no ha provocado las quejas del gigante asiático.

Según indicó ayer en entrevista con CNN el exnegociador estadounidense con Corea del Norte Christopher Hill, "algunos miembros de la elite china no quieren una mayor presión militar de Estados Unidos en sus cercanías, pero también hay otros que están un poco cansados de la actitud norcoreana". Para Hill la clave será ver cómo reaccionan Pyonyang y Washington una vez terminen las maniobras militares anuales entre EEUU y Corea del Sur y se rebaje la retórica beligerante del Gobierno de Kim Jong-un.

Mientras tanto, Corea del Norte no parece estar dispuesta a rebajar la tensión en la zona y, según funcionarios de Washington consultados por CNN, el Ejército norcoreano ha desplegado dos lanzaderas móviles de misiles en su costa este. La agencia surcoreana Yonhap indicó que los misiles podrían ser del tipo Musudan, con un alcance de entre 3.000 y 4.000 kilómetros, y aunque el Gobierno de Seúl no confirmó la posibilidad de un lanzamiento, ha ordenado el despliegue de destructores Aegis para interceptar proyectiles en sus costas este y oeste.

producción de artillería Por su parte, el líder norcoreano Kim Jong-un pidió al Ejército de su país que aumente la producción de artillería, según mostró ayer la televisión estatal en un reportaje. El reportaje mostraba a Kim el pasado 17 de marzo indicando a trabajadores de la industria de defensa que sus enemigos se estaban preparando para la guerra. Además subrayó la necesidad tener artillería "de calidad". "Cuando la guerra estalle, tenemos que destruir a las posiciones cruciales de los enemigos y las instituciones gubernamentales con una golpe rápido y repentino", dijo Kim. "Tenemos que garantizar la calidad de nuestra artillería y granadas para asegurar un ataque preventivo rápido a nuestros enemigos", agregó el líder coreano.

En tanto, Corea del Norte siguió negando ayer el acceso a los trabajadores y suministradores surcoreanos en el parque industrial de Kaesong, situado en su territorio. El ministerio de Reunificación en Seúl comunicó que Corea del Norte mantuvo ayer el paso fronterizo cerrado por cuarto día consecutivo. Debido al bloqueo del complejo industrial conjunto, otra empresa ha tenido que suspender sus producción ante la falta de componentes. En Kaesong trabajan 50.000 norcoreanos para 123 empresas surcoreanas. El año pasado se fabricaron allí productos por valor de unos 470 millones de dólares. Este parque industrial es una importante fuente de divisas para el régimen de Pyongyang.

Ante este clima de tensión y amenazas, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, reconoció que Washington "no se sorprendería" si Corea del Norte lanzara misiles desde su costa, como ya ha hecho en el pasado durante pruebas balísticas. Mientras tanto, la Casa Blanca sigue trabajando diplomáticamente para reducir la tensión entre las dos Coreas, y el próximo sábado el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, llegará a Pekín en una gira que también le llevará a Seúl y Tokio.

Entre los temas prioritarios estará la necesidad de reducir el riesgo nuclear en la península de Corea y lograr que el joven líder norcoreano, Kim Jong-un, deje de ignorar las peticiones de Washington, pero también de Pekín, de parar su desarrollo y las pruebas atómicas. Las presiones para que China contribuya a rebajar la tensión llegaron también del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quien ayer mantuvo una conversación con el ministro de Exteriores chino. >efe/dpa