bruselas. Por su trabajo y por el respaldo social obtenido "en su batalla por transformar Bélgica en un Estado confederal" y constituir Flandes "en un miembro de pleno derecho de la Unión Europea". Ahí residen las claves del premio otorgado a Bart De Wever por la Fundación Sabino Arana.
Enhorabuena. ¿Qué significa este premio para usted?
No soy un tipo de persona muy jovial pero significa mucho. Nos ofrece la oportunidad de reforzar lazos. Es un signo de reconocimiento para mí, pero sobre todo para mi partido y la lucha por la autonomía de Flandes. La situación en el País Vasco, Catalunya o Escocia es conocida en toda Europa, e incluso en el mundo, pero la flamenca sigue siendo desconocida y debo admitir que es bastante compleja, difícil de explicar a los extranjeros. Incluso para nosotros. ¡Intente explicarle a un joven flamenco de 15 años la estructura del Estado belga, preferiría la física cuántica!
Políticos y prensa francófona le presentan como el demonio que quiere destruir Bélgica.
Un movimiento político que se propone redefinir la estructura del Estado y que desafía a los viejos bastiones del poder, inevitablemente va a recibir ataques. No tengo ningún problema con los contraargumentos políticos, pero estos a menudo se convierten en calumnias, insultos y amenazas y eso es difícil. Confirma que somos una amenaza para quienes buscan mantener el status quo y que nuestros objetivos son alcanzables en un futuro cercano, si no las reacciones no serían tan duras y feroces.
Políticos catalanes y vascos padecen lo mismo. ¿Es miedo o una campaña para mantener el modelo de Estado nación?
Probablemente un poco de ambas. En algunos casos, es una campaña orquestada para empañar mi imagen. Pero sobre todo son reacciones de repulsa, emocionalmente impulsadas por expertos que tienen mucha presencia en los medios. Uno aprende a lidiar con ello.
¿Ve alguna similitud entre Flandes y Euskadi?
Muchas. Ambas son pequeñas pero económicamente viables, luchan por más autonomía y tienen una cultura vibrante pero subestimada. También hay diferencias. La principal, que los vascos son una minoría dentro del Estado español, mientras que los flamencos son mayoría. Una mayoría sin poder porque cuando Bélgica fue fundada en 1830 fue concebida como una nación de habla francófona, dirigida por una élite que dominaba a la gran mayoría de los flamencos pobres y analfabetos, que no sabían hablar francés por su falta de educación. Esta dominación fue perpetuada a través de un sistema electoral que excluía a los flamencos del proceso democrático condenándoles a la marginalidad social y cultural en Bélgica.
Dice que los flamencos son una minoría sin poder. Explíquese.
La introducción del sufragio múltiple fue el momento crítico, la encrucijada en la que los caminos flamencos y francófonos se separaron. A partir de entonces, la parte francófona de Bélgica empezó a temer ser minorizada por la mayoría flamenca y se tradujo en la creación institucional de mecanismos para mantener el statu quo: paridad política en todas las instituciones posibles, dos terceras dobles mayorías (una mayoría de dos tercios en cada grupo lingüístico y una mayoría de dos tercios en total) o el mecanismo constitucional especial denominado timbre de alarma que otorga a la minoría francófona poder de veto. Bélgica ya no es una democracia. Es la suma de dos democracias, una flamenca y una francófona. Cada una con sus propios partidos, sus medios de comunicación, su propio consenso social y político y, como resultado de la continua desfederalización, sus propias instituciones políticas. Bélgica es una conferencia diplomática permanente entre dos Estados.
Rajoy se niega a debatir mientras Cameron lo promueve.
A mi entender Rajoy cometió un error capital. Al negar la más mínima apertura hacia la autonomía, lo único que consigue es lo contrario. Su comportamiento es un ejemplo de por qué la autonomía o la independencia es necesaria: para escapar de las órdenes de Madrid. Cameron tiene un enfoque más pragmático, diría incluso inteligente. Porque eso es lo que es para los políticos estatales: un dilema. No pueden desatender el deseo de autonomía de sus propios ciudadanos, lo mismo que no pueden permitir la desintegración de la soberanía estatal.
Entonces, la única forma de ser parte del proceso de toma de decisiones en la UE es convertirse en Estado.
Para naciones como País Vasco, Catalunya o Escocia sí. Una de las rarezas de la disposición constitucional belga es que en áreas donde las regiones tienen competencias también lo son en el ámbito europeo. Significa que Flandes puede tomar parte en el proceso de decisión europeo. Pero es esencial que los movimientos nacionalistas en toda Europa dirijan su atención y sus esfuerzos no sólo hacia los Estados de los que son parte, sino hacia la UE.
La N-VA apuesta por la evolución frente a la revolución. ¿Qué significa esto?
Significa que Flandes no se convertirá en independiente de la noche a la mañana a través de una declaración unilateral de independencia. Nuestra estrategia consiste en despojar paulatinamente el Estado federal de todas sus competencias en ámbitos como el mercado laboral, la política fiscal, la política social... Las competencias que se mantengan en el nivel federal son las que a nuestro juicio un día deberían ser transferidas a escala europea. A través de la evolución en esa doble dirección, el Estado belga se disolverá poco a poco en Europa y las regiones, hasta que, un día, no quede nada.
Su partido fue el más votado en los últimos comicios pero no pudieron formar gobierno. ¿El endurecimiento de la crisis le posiciona mejor?
Sin duda ha agravado el problema y ha aclarado las diferentes alternativas para contrarrestar la crisis. Yo quiero una sociedad económicamente sana, competitiva, ambiciosa, orientada hacia Europa y adaptada a los desafíos del siglo XXI. La actual estructura estatal no solo frustra estas aspiraciones, sino que prohíbe a mi comunidad asumir asuntos en sus propias manos. Y ahí es donde trazo la línea. Es inaceptable.
"El Estado belga se disolverá en Europa poco a poco hasta que un día no quede nada"
Bart de Wever es alcalde de Amberes y líder de la N-VA. Foto: dna
Autonomismo y separatismo no son un riesgo para la UE sino su resultado
Bélgica es una conferencia diplomática entre dos Estados"