Pekín. Con la condena a pena de muerte en suspenso a Gu Kailai se cierra solo el primer acto de un espectacular thriller político: el proceso contra la mujer de la figura en ascenso en la política china, Bo Xilai, ha arrojado numerosas preguntas y distorsionado considerablemente el previsto cambio generacional del Partido Comunista. El caso en torno al político caído en desgracia Bo Xilai y de su mujer no podía haber llegado en peor momento para la cúpula China.

El partido gobernante chino pretendía prepararse con tranquilidad para el Congreso partidista previsto para octubre. Y ahí Bo Xilai iba a desempeñar un importante papel: el principito de 63 años era uno de los favoritos para entrar en el gremio más poderoso del país: la Comisión Permanente del Politburó. Pero el affaire por el envenenamiento del empresario británico Neil Heywood llevó a Bo a una empinada caída que lo despeñó de la cúpula del partido en la crisis más grave abierta desde hace más de dos décadas. ¿Pero qué papel desempeñó exactamente Bo Xilai? ¿Y qué ocurre ahora con él? Desde su destitución de la jefatura del partido en Chongqing y su exclusión del Politburó, las especulaciones no han parado. Y es que nada se ha sabido de él desde entonces.

Su caída es sobre todo un duro golpe para la "nueva izquierda" del partido. Por su campaña roja y su línea neomaoísta, se convirtió en una figura de referencia de los conservadores de izquierda, que con su ayuda esperaban ampliar su influencia y contrarrestar el curso de economía de mercado de los reformistas. Y eso no gustaba a todos en Pekín. Global Times asegura que la caída de Bo es consecuencia de un "ansia exagerada de influencia". Sus buenas relaciones con otros principitos, como se denomina a los hijos de los héroes del partido comunista chino, y con varios generales hicieron brotar los rumores de que Bo había formado una fracción de izquierda que aspiraba a ampliar su poder.

Los críticos lo acusan de querer socavar la prevista transición de los puestos de la cúpula china. Está previsto que el vicepresidente Xi Jinping pase a ser el nuevo jefe del Estado y del Partido, sustituyendo a Hu Jintao, y que el viceprimer ministro Li Keqiang suceda al jefe de Gobierno Wen Jiabao. Pese a las acusaciones, numerosos miembros del partido y también ciudadanos de la calle apoyan abiertamente a Bo, lo que ha llevado a amonestaciones e incluso a detenciones. "El precipitado proceso contra Gu ha traído más preguntas que respuestas", escribe el activista He Weifang. Sin información sobre qué ocurrirá con Bo, la opinión pública no aceptará el fin del escándalo. "Todo gira en torno a conflictos internos de partido. No tiene nada que ver con la ley", añade el sociólogo Zhou Xiaozheng.