Londres. Rupert Murdoch pidió ayer perdón por el escándalo de las escuchas ilegales en el tabloide británico News of the World (NoW). Antes de comenzar su comparecencia en la Cámara de los Comunes, el magnate de la comunicación aseguró que se presentaba con la mayor "humildad" de toda su vida. Sin embargo, durante las tres horas que duró el "interrogatorio" de los diputados de la Comisión de Cultura, Medios de Comunicación y Deportes, tanto él como su hijo James reiteraron una y otra vez que no sabían lo que ocurría en NoW, que no eran conscientes ni de las escuchas ni de los pagos millonarios a las víctimas para evitar ir a juicio. Para ellos, el tabloide ya desaparecido no era más que una milésima parte de su imperio (el 1% apuntó el padre) y no conocían lo que ocurría en su interior.
Los diputados se mostraron implacables durante la comparecencia. "¿Ha pensado dimitir?". "No", respondió Murdoch. "Soy la mejor persona para limpiar todo esto", prosiguió. El propietario del emporio mediático News Corporation negó ser el "único responsable" del fiasco al que ha llevado a la prensa británica.
Murdoch eludió responsabilidades y repartió culpas entre las personas en las que depositó su confianza y en aquéllas en las que éstas confiaron posteriormente. "¿Acepta que en última instancia es usted el responsable de todo este fiasco?", le increpó un diputado. "No", respondió de nuevo Murdoch. Y al preguntarle a quién achacaba la culpa, el magnate señaló: "A la gente a la que confié dirigir (mi empresa) y entonces quizá la gente en la que ellos confiaron". Murdoch aseguró que se había enterado de su magnitud del escándalo hace dos semanas, cuando trascendió que también había sido intervenido el móvil de la niña asesinada Milly Dowler, a cuya familia visitó hace unos días.
Según explicó ayer Murdoch, mandó clausurar el NoW por la "vergüenza" que suponía el escándalo. Sobre su desconocimiento sobre lo que ocurría en el tabloide, el magnate señaló que posee un conglomerado empresarial de más de 50.000 empleados, de lo que se deduce que no está al corriente de todo lo que sucede. En la comparecencia, James Murdoch, de 38 años, aseguró que él no fue consciente de nuevas pruebas sobre el caso de las escuchas hasta finales del 2010, cuando se iniciaron varios juicios por demandas presentadas por algunas de las víctimas.
La agresión La comparecencia de Rupert y James Murdoch estuvo marcada por un grave fallo de seguridad que permitió a un desconocido entrar en la sala y tratar de agredir al magnate. El hombre intentó lanzar un plato de papel lleno de espuma de afeitar a Murdoch mientras le llamaba "millonario malvado", pero su esposa Wendi, sentada justo detrás, reaccionó con rapidez y golpeó al atacante, que finalmente fue quien recibió en la cara la espuma. La contundente respuesta de Wendi, tercera esposa del empresario, dejó impresionado al público presente en la sala, tanto que Tom Watson, uno de los parlamentarios británicos que estaba interrogando a Rupert Murdoch, se despidió del empresario diciendo: "Su mujer tiene un buen gancho de izquierda".
El agresor, que fue detenido inmediatamente por la Policía, podría ser Jonnie Marbles, comediante y activista, que estaba sentado varias filas detrás de Murdoch, según confesó en Twitter minutos antes del suceso. Tras la reanudación de la comparecencia, el empresario no llevaba chaqueta, signo de que pudo ser alcanzado por el atacante. El pasillo contiguo a la sala fue cerrado por la Policía y el público tuvo que abandonar la sala cuando la siguiente testigo, la exconsejera delegada de News International Rebekah Brooks, entró a declarar.
Los detectives Brooks admitió durante su intervención ante el Parlamento que en su época como directora del News of the World se utilizó a detectives privados para conseguir información. Precisó, no obstante, que el empleo de investigadores era una práctica común en buena parte de la prensa británica en los años 90 y principios de la década del 2000, cuando se detuvo debido a las nuevas leyes sobre la confidencialidad de datos. La periodista aseguró que ya no volvió a utilizar a detectives cuando pasó a dirigir otro tabloide de Murdoch, The Sun, en el año 2003. Brooks manifestó a los diputados de la comisión parlamentaria que la primera vez que los directivos de News International conocieron la extensión de las escuchas ilegales del News of the World, que han desencadenado un grave escándalo, fue a finales de 2010, cuando actuaron "con prontitud y de forma decisiva". El escándalo obligó a Rebekah Brooks, consejera delegada de la filial británica de News International y la "protegida" hasta entonces de Murdoch, a dimitir el pasado viernes.
Antes de estas comparecencias, el jefe de la Policía Metropolitana de Londres, Paul Stephenson, insistió en que no quiso comprometer al primer ministro británico, David Cameron, al presentar su dimisión por el escándalo de las escuchas ilegales y comparar la contratación de Neil Wallis -otro excargo del News of the World-, con la de Coulson como jefe de prensa de Downing Street. Además, Stephenson reconoció desconocer que Wallis estuviera relacionado con el caso de las escuchas.