BERLÍN. El piloto del A330 de Air France que cayó al Atlántico hace casi dos años no se encontraba en la cabina en el momento del accidente, según publicó ayer el semanario alemán Der Spiegel. Según esta información, los primeros análisis de la caja registradora de las conversaciones en cabina apuntan a un fallo técnico, ya que en minutos después de que se detectaron los errores de lectura el piloto del aparato, Marc Dubois, regresó precipitadamente a la cabina.
Esta versión pondría en duda que la causa del accidente se debiera solo a un fallo humano y no del aparato, lo que eximiría al fabricante aeronáutico. En el accidente murieron los 228 ocupantes, de 32 nacionalidades diferentes, entre ellos 72 franceses y 59 brasileños. Fuentes cercanas al equipo de investigación citadas por la revista Der Spiegel aseguran que los registros revelan como el piloto del aparato, de 58 años de edad, comienza a dar instrucciones a los copilotos para evitar el siniestro. Asimismo, los parámetros del vuelo indican que el avión comenzó a comportarse "de manera extraña". En el momento en que se empezó a detectar una situación difícil, el piloto, Marc Dubois, regresó precipitadamente y en la caja negra se escucha cómo empieza a dar instrucciones a los copilotos tratando de evitar el siniestro. Aunque, la ausencia del capitán en la cabina podría fortalecer la hipótesis del fallo humano, el recorrido del avión, recogido en la caja negra, muestra que la tripulación buscó evitar la zona de turbulencias y en un comienzo pareció tener éxito. Los indicios señalaban que la aeronave se dirigía a una fuerte tormenta, que pudo afectar a los sensores de velocidad al formarse placas de hielo, si bien los datos de la caja no evidencian rastro de turbulencias severas. También es posible que fallara uno de los ordenadores de a bordo cuando el aparato trató de coger altura.
La BEA prevé publicar antes del verano su tercer informe provisional, tras más de dos años de búsqueda de restos del aparato en un área de 10.000 kilómetros a casi 4.000 metros de profundidad bajo el mar, y el análisis de más de 1.000 fragmentos del avión de Air France que se estrelló el 1 de junio de 2009.