TOKIO. El Gobierno japonés anunció hoy que entre enero y marzo el Producto Interior Bruto de la tercera economía mundial se contrajo un 3,7 por ciento en tasa anualizada y un 0,9 por ciento frente al anterior trimestre, peor de lo que auguraban los analistas.
Fue el segundo trimestre consecutivo en que la economía nipona suma un crecimiento negativo, lo que equivale técnicamente a una recesión, situación que este país no vivía desde marzo de 2009, en plena crisis financiera global.
El ministro japonés de Política Económica y Fiscal, Kaoru Yosano, dijo que la contracción en el primer trimestre del año se debió en gran parte al impacto del seísmo, pues antes del 11 de marzo la economía nipona mostraba signos de recuperación.
Los datos divulgados hoy muestran que tanto el gasto de los consumidores, que supone el 60 por ciento del PIB, como la inversión empresarial registraron caídas en un trimestre golpeado por el tsunami que devastó la costa noreste nipona, creó una grave crisis nuclear y paralizó a la industria japonesa.
El gasto de capital de las empresas japonesas cayó un 0,9 por ciento en el período enero-marzo, por primera vez en seis trimestres, mientras el consumo privado retrocedió un 0,6 por ciento.
La caída de la actividad económica nipona entre enero y marzo fue superior a lo que pronosticaban los analistas, que auguraban una contracción del 2 por ciento a ritmo anual y del 0,5 por ciento con respecto al anterior trimestre.
En marzo concluyó en Japón el año fiscal 2010, en que la tercera economía del mundo registró un crecimiento positivo del 2,3 por ciento, por primera vez en tres ejercicios, a causa del impulso recibido de los planes de estímulo diseñados por el Gobierno.
Pese a los malos resultados de enero-marzo, que causaron hoy una caída del índice Nikkei del 0,42 por ciento en la Bolsa de Tokio, el ministro Yosano se mostró convencido de que el PIB nipón crecerá un 1 por ciento durante este ejercicio fiscal, apoyado en la demanda interna por la reconstrucción.
A finales de abril, el Banco de Japón actualizó sus previsiones para tener en cuenta el impacto del seísmo y estimó que el PIB nipón crecerá en el año fiscal 2011, que comenzó en abril, un 0,6 por ciento, un punto porcentual menos de lo pronosticado en enero.
No obstante, muchos analistas opinan que en el trimestre abril-junio el impacto económico del seísmo será todavía más fuerte y que la recesión de la tercera potencia mundial podría profundizarse.
Multinacionales como Toyota Motor, Honda o Sony se vieron obligadas a parar todas o muchas de sus fábricas por el terremoto del 11 de marzo porque se encontraban en la zona devastada o por las interrupciones en la cadena de suministros, que todavía continúan.
Toyota, que paralizó dos semanas sus fábricas en Japón por el 11-M, no recuperará su producción a plena capacidad hasta noviembre o diciembre y previsiblemente perderá este año su título de líder mundial del motor a favor de la estadounidense General Motors.
El terremoto se produjo en el peor momento en Japón, una economía muy dependiente de las exportaciones que comenzaba a recuperarse del azote de la crisis financiera global gracias a la demanda externa de sus automóviles y productos electrónicos.
Entre enero y marzo subieron ligeramente las exportaciones japonesas, un 0,7 por ciento, al tiempo que las importaciones aumentaron un 2 por ciento por el aumento del precio del petróleo.
Sin embargo, la demanda privada se contrajo un 1,2 por ciento en Japón durante el primer trimestre de 2011, mientras el gasto de las familias cayó un 0,6 por ciento y la inversión pública retrocedió un 1,3 por ciento.
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