El Cairo. Al menos 61 personas han muerto como consecuencia del uso de "munición real" por parte de las fuerzas de seguridad sirias contra los manifestantes que piden reformas en el país gobernado por Bashar al Assad desde el pasado 18 de marzo en el sur del país, 26 de ellas entre el viernes y el sábado, según informó ayer Human Rights Watch.

Según la ONG, al menos 26 personas murieron entre el viernes y el sábado en Deraa y las localidades próximas de Sanamein y Tafas, después de que las fuerzas de seguridad emplearan munición real, de acuerdo con los datos aportados por activistas sirios de Derechos Humanos. A estos se unirían los doce fallecidos en la ciudad costera de Latakia en enfrentamientos este fin de semana, de los que informó la agencia estatal SANA.

Por otra parte, durante la jornada de ayer, las fuerzas de seguridad sirias efectuaron disparos al aire para dispersar a los manifestantes en Deraa, en una nuevo día de protestas en esta ciudad meridional, epicentro de la revuelta contra el régimen sirio. Un residente de Deraa explicó por teléfono que las fuerzas de seguridad dispararon al aire pero no en contra de los manifestantes, como apuntaban algunas informaciones. Una fuente oficial, citada por la agencia estatal de noticias SANA negó que las fuerzas de seguridad hubieran disparado a los participantes en las protestas que se concentraron en los alrededores de la mezquita Al Omari, situada en la plaza bautizada por los manifestantes como plaza de la Dignidad.

Además, El Observatorio Sirio de Derechos Humanos denunció la detención de cinco abogados y activistas en los últimos días mientras llevaban a cabo sus actividades políticas y de derechos humanos, en medio de las protestas.