Bengasi. Las fuerzas leales a Gadafi lanzaron ayer una gran contraofensiva aérea, terrestre y marítima contra la principal línea defensiva de la oposición rebelde, situada en la localidad de Ras Lanuf, a 350 kilómetros de Bengasi, la capital rebelde, haciéndose con el control de este puerto estratégico tanto por su posición, como por su importancia para la exportación petrolífera. Pero es más, tras este triunfo el régimen anunciaba que prepara ya una ofensiva de mayor escala para acabar con los rebeldes también en el área de Bengasi.

Saif al Islam, hijo y heredero de Gadafi, avisaba en una entrevista concedida a Reuters de que "ha llegado el momento de la liberación, es hora de la acción, estamos avanzando". Preguntado sobre si el Gobierno se prepara para incrementar su presión militar, Saif al Islam afirmó que "el tiempo se ha acabado. Les dimos (a los rebeldes) dos semanas para las negociaciones y ahora es hora de actuar".

Así las cosas, en un tono duro, Saif al Islam dejó claro que el régimen derrotará a los rebeldes, incluso si hay una intervención occidental. "Nunca cederemos. Nunca nos rendiremos. Este es nuestro país, nosotros luchamos aquí en Libia", afirmaba. "Los libios nunca nos daremos la bienvenida a la OTAN, nunca daremos la bienvenida a los estadounidenses aquí. Libia no es un trozo de la tarta", advertía.

la batalla En cuanto al parte de la batalla, la mayoría de las fuentes dan Ras Lanuf como perdida para los rebeldes a pesar de que éstos no lo reconocen. El vicepresidente y portavoz del Comité Nacional Transitorio (CNTR), Abdelhafiz Ghoga, aseguraba que "no es cierto que hayamos perdido Ras Lanuf, es simplemente un bombardeo indiscriminado". Sin embargo, un comandante rebelde citado por Al Jazeera reconoció que todos sus hombres estaban muertos o habían huido y que los milicianos se replegaban hacia Brega, a unos 200 kilómetros el este del puerto petrolífero.

Según su versión, los intensos bombardeos aéreos acompañados de la artillería terrestre y marítima, cohetes, morteros y carros de combate doblegaron la resistencia rebelde. Ghoga por su parte sólo reconocía que el pequeño hospital de esa localidad había sido desalojado para "trasladar a los heridos a zonas más seguras, después de haber sido bombardeado por la aviación militar". Eso sí, el portavoz de la CNTR pidió a la comunidad internacional "que se tomen todas las medidas para proteger a los libios del genocidio y de los crímenes contra la humanidad" cometidos por Gadafi. Acusó al aún líder libio de haberse embarcado en una política de "tierra quemada" y reveló que las fuerzas rebeldes habían tomado al menos treinta mercenarios como prisioneros, que han sido trasladados a Bengasi. No dio detalles, aunque reconoció, sobre los prisioneros hechos por las fuerzas del régimen o el número de bajas en Ras Lanuf.

La ofensiva, la mayor lanzada por las fuerzas fieles a Trípoli, provocó ya a primeras horas del día el caos entre las milicias rebeldes. Una de las portavoces de los rebeldes, Iman Bugaighis, subrayó que las fuerzas de Gadafi bombardearon edificios residenciales en su ofensiva, en la que, según indicó, emplearon embarcaciones comerciales. Bugaighis, que calificó la situación de "muy grave", advirtió de que la actual ofensiva podría afectar el tráfico por el Mediterráneo y provocar una crisis humanitaria, así como una catástrofe medioambiental. Asimismo, mostró su temor de que los bombardeos puedan dañar los depósitos de crudo situados en la zona.

misrata En cuanto al frente occidental, centrado ya sólo en el sitio de Misrata tras la toma el miércoles de la ciudad rebelde de Zauiya, la información era escasa aunque trascendieron algunas llamadas de sicorro. Un médico local aseguró que los hospitales carecen de vacunas, medicamentos y anestésicos y advirtió de que hasta 300 pacientes podrían morir en un solo día si no llega el material necesario.