Washington/Bruselas. La persistencia de los ataques aéreos de las fuerzas leales a Gadafi sobre las posiciones rebeldes sitúan a Occidente en una postura comprometida. Las opciones inmediatas son dos y las dos están abiertas: o lanzar una intervención militar que anule la capacidad ofensiva aérea del régimen libio a través de la imposición de un espacio de exclusión aérea, o armar y entrenar al ejército rebelde.
El Gobierno de Estados Unidos parece inclinarse, por el momento por esta segunda opción a la espera de una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que habilitara la primera. Desde el gabinete de Obama se aseguraba ayer que "mejorar la capacidad armamentística de los rebeldes es una de las opciones estudiadas por Washington para responder al conflicto en Libia". Así lo confirmaba en rueda de prensa el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, quien declaraba que "la opción de proporcionar asistencia militar está sobre la mesa porque no se ha descartado ninguna opción de las de la mesa".
Sin embargo, al menos una de las opciones sí parece descartada, la de enviar tropas terrestres para apoyar en los combates a las fuerzas rebeldes. Carney no quiso entrar en más detalles porque no consideró conveniente "adelantar acontecimientos", en alusión a la respuesta que la comunidad internacional podría adoptar en Libia.
posturas Entre las opciones figura también la intervención militar, algo sobre lo que ayer insistieron tanto el secretario general de la OTAN, Ander Fogh Rasmussen, como el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Durante una comparecencia junto a la primera ministra australiana, Julia Gillard, Obama declaró que tanto Estados Unidos como Australia consideran "inaceptable" la violencia ejercida por el régimen libio y advirtió que los ataques a los insurgentes le costarán "muy caros" a Gadafi y a su entorno. Por su parte Rasmussen aclaró que los países aliados han solicitado al Comité Militar de la OTAN que comience a preparar la planificación militar "necesaria" y "prudente" para poder hacer frente a "cualquier eventualidad" en Libia. No obstante, dejó claro que una eventual intervención de la Alianza requerirá un mandato del Consejo de Seguridad de la ONU y que por el momento el organismo de seguridad euroatlántico "no tiene intención de intervenir en Libia".
Países del golfo Así las cosas, la intervención que tiene más posibilidades de salir adelante, aunque aún sin fecha, sigue siendo la de imponer una zona de exclusión aérea. París y Londres son los encargados de impulsarla y los países del Golfo Pérsico aliados de Occidente los encargados de justificarla ante el mundo árabe. Estos estados, reunidos ayer en Abu Dhabi, reclamaron al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el establecimiento de ese régimen de exclusión y una reunión urgente de la Liga Árabe que lo avale. En esa cita también se pedirá "discutir la situación política en Libia" y se reclamará la renuncia de Muamar Gadafi.