Ciudad del Vaticano. El presidente de los obispos italianos, el cardenal Angelo Bagnasco, dijo ayer que la sociedad italiana asiste "apesadumbrada" al escándalo sexual que está envuelto el primer ministro, Silvio Berlusconi, y que se respira un evidente "malestar moral".
Sin nombrar directamente a Berlusconi, dijo que en los últimos días se están multiplicando las noticias sobre "comportamientos contrarios al decoro público y se exhiben muestras, verdaderas o falsas, de estilos no compatibles con la sobriedad y la corrección". "La colectividad mira consternada a los actos de la vida pública y respira un evidente malestar moral", afirmó.
El cardenal, arzobispo de Génova, reiteró que "quien acepta asumir un mandato político debe ser consciente de la medida y de la sobriedad, de la disciplina y del honor que ello comporta".
Bagnasco aseguró que en la situación presente, acabe como acabe, nadie saldrá ganando, "nadie tendrá motivos para alegrarse, ni para considerarse vencedora".
Angelo Bagnasco se preguntó por el futuro de Italia ante esta "contaminación" y dijo que ha llegado el momento de "detenerse", para clarificar todo de manera cuidadosa y tranquila "y en las sedes correspondientes". El cardenal abogó por una nueva ética de la vida, la familia, la solidaridad y el trabajo.
Asimismo, hace unos días el cardenal secretario de estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, expresó su "preocupación" por este escándalo. Bertone subrayó que la Iglesia exhorta a todo el mundo, "sobre todo a aquellos que tienen una responsabilidad política en cualquier ámbito administrativo, político y judicial, a asumir un compromiso de una mayor moralidad, así como de un sentido de justicia y legalidad".