ROMA. La pequeña Idil, el mismo nombre que su madre, nació prematuramente a las 28 semanas de gestación después de que los médicos decidieran practicar a la madre una cesárea debido a un notable empeoramiento de las condiciones en las que se encontraba.

"Esta mañana hemos decidido, de acuerdo con los reanimadores que había llegado el momento de practicar la cesárea. El riesgo era mayor si el feto permanecía dentro del útero que si llevábamos a cabo el parto", afirmó Tullia Todros, director del departamento de obstetricia e neonatología del Hospital turinés.

El padre, quien estuvo acompañado por un intérprete ya que no habla italiano, había solicitado que la intervención se realizara con anestesia total para evitar cualquier posible sufrimiento de la madre. Tras el alumbramiento, aseguró que la pequeña es un "milagro viviente".

Los médicos deben decidir ahora sobre la situación de la madre, que desde el pasado mes de julio se encuentra en estado de coma irreversible.

Está previsto que sea sometida a varias pruebas, entre ellas un electrencefalograma para verificar si hay una muerte cerebral, antes de valorar si se desconectan o no las máquinas que la mantienen con vida.

El caso de Idil no es el único acontecido en Italia durante los últimos años, ya que el pasado mes de mayo, en la ciudad milanesa de Bérgamo nació a las 33 semanas de gestación Gaia, una pequeña cuya madre se encontraba en coma desde hacía cuatro meses.