bilbao - La del Fiat 500 es una renovación por todo lo alto. No tanto por el alcance de misma, sino por su trascendencia y por el momento elegido para llevarla a cabo. La marca italiana ha considerado llegada la hora del cambio justo cuando las ventas del modelo viven su momento más dulce. La recuperación del constructor, superior a la del mercado, tiene mucho que agradecer al aporte del utilitario, que antes de empezar el tercer cuatrimestre ya ha superado sus cifras del año pasado. Estos resultados confirman que el Fiat 500 no tiene rival entre los utilitarios escuetos.
Su éxito constata el auge de este tipo de productos prácticos, dóciles y asequibles (la demanda crece por encima del 40% en 2015). En el caso concreto del 500, a final de agosto, justo antes del ‘restyling’, la remesa saliente acumulaba 8.821 matriculaciones, más que en todo 2014. Es el líder incontestable de su segmento, el de los coches ‘superutilitarios’, en el que monopoliza una de cada cinco operaciones. No obstante, pese a su reducido tamaño, el singular automóvil trasciende los límites de esta categoría y se cuela para competir en divisiones superiores. Prestigiado por su singular diseño, el 500 se erige a veces en alternativa a compactos de mayor envergadura pero menor prestancia.
El modelo contemporáneo es descendiente directo del homónimo lanzado en julio de 1957. Este pionero, que contribuyó a la motorización de la clase media italiana, es una de las creaciones más exitosas de Fiat. Ese ‘cinquecento’ cosechó 3,8 millones de clientes antes de despedirse en 1975. Hace ocho años, cincuenta después, el Centro Stile de la firma recibió el encargo de reinterpretar y trasladar al siglo XXI las líneas maestras de aquel proyecto. La insólita recuperación ha propiciado el resurgir de la moda retro y acumula ya más de un millón y medio de seguidores.