BILBAO -El hermano pequeño del Cayenne se llama Macan. Es la respuesta a las plegarias de quienes soñaban con una alternativa de Porsche a los SUV Premium; también la solución ideal para aquellos a los que el pionero les venía grande, por tamaño y por precio. Acaba de asomar al mercado manteniendo las esencias de la casa alemana: un solvente sistema de tracción integral y resolutivas mecánicas gasóleo (258 caballos) y gasolina (340 y 400 CV). Hacerse con un Macan requiere apoquinar entre 63.153 y 93.102 euros.
Por genética y por estética, por dentro y por fuera, el nuevo candidato es un genuino Porsche. Tanto que su silueta puede llegar a decepcionar a quien esperaba una dosis de innovación superior. El Macan viene a ser un cruce entre el Cayenne y el 911. Mide 4,68 metros de largo, 1,62 de alto y 1,92 de ancho. Es, por tanto, 19 centímetros más corto y 8 más bajo que su referente familiar SUV; la anchura es similar. Sus 2,8 metros de batalla permiten ofrecer una cabina con cuatro o cinco plazas, además de 500 litros de maletero (170 menos).
Su reparto motriz contiene tres candidatos, todos de seis cilindros en V y asociados a transmisión automática secuencial de siete relaciones. Todos los datos apuntan que el propulsor más solicitado será el 3.0 TDI de 258 caballos, el mismo que monta un Audi Q5 con el que el Macan comparte mercado y un tercio de sus componentes. Completan el repertorio dos unidades gasolina con sistema de doble turbo, una de tres litros con 340 CV y otra de 3,6 con 400.
Cualquiera de esos tres motores es capaz de impulsar las cerca de dos toneladas del vehículo con plenas garantías, aunque con distintos grados de solvencia y de voracidad. Como es lógicos, los registros de velocidad y aceleración del diésel (230 km/h de punta y 6,1 segundos de 0 a 100) son claramente superados por los de los más potentes a gasolina (254 km/h y 5,2 segundos; 266 km/h y 4,6 segundos).
A cambio el de gasóleo firma un promedio de gasto de 6,1 litros, nivel que asciende a 8,7 y a 8,9 litros en las variantes de gasolina. Fiel a sus principios, Porsche dota al Macan de tracción integral, un sistema que modifica el reparto de energía entre ejes (puede remitir hasta el 100% atrás) para asegurar el avance. Las dotaciones son acordes al precio.