A las puertas de la primavera, hay un fenómeno meteorológico que condiciona el día a día: las constantes lluvias. Esto implica la imprescindible presencia de los paraguas, por lo que deberemos esperar más tiempo antes de dejarlo permanentemente en el casa y armarnos de paciencia, pues se nos hará mucha falta en jornadas pasadas por agua.

No obstante, si lo usamos muy seguido, es posible que debido al viento, la humedad y la suciedad, acabemos con esta herramienta con moho, varillas rotas y el manillar destrozado. Pero, sobre todo, en estado indecente, algo que podremos evitar fácilmente. 

Remedios sencillos para cuidar el paraguas

Para poner fin a estos problemas, es muy importante llevar a cabo un mantenimiento adecuado del paraguas desde el primer momento en el que lo sacamos a la calle, así como cuando regresamos a nuestro hogar con él. 

El mantenimiento 

Todo pasa por adquirir buenos hábitos a la hora de conservar bien este objeto. Por esa misma razón, guardarlo húmedo o sucio es sinónimo de moho, al igual que deterioro de las varillas que lo sostienen. 

De este modo, nos aseguramos que dure más tiempo y que tanto las manchas como las roturas estropeen esta herramienta. 

Quitar manchas y moho

En caso de que el paraguas tenga manchas evidentes, nada mejor que una limpieza profunda para ponerle remedio. Es por eso que sumergir esta herramienta en agua tibia y detergente disuelto da resultados garantizados. 

Cuando lo hagamos, debemos moverlo hacia adelante y atrás, de forma que el jabón actúe sobre la suciedad. Después de esperar varios minutos, se enjuaga con un paño húmedo y se deja secar antes de guardarlo definitivamente. 

Respecto al moho, debemos comprobar si la tela está afectada y aplicar alcohol de alta graduación encima de las áreas en las que hayan aparecido. A continuación, se deja secar al aire libre hasta que deje de estar mojada. 

Un hombre pasea por la calle en un día lluvioso EP

Limpieza frecuente

Otro aspecto clave para que el paraguas se mantenga en buenas condiciones es su limpieza regular. Al volver a casa después de un día lluvioso, tenemos que pasar un paño húmedo por la tela y el mango, para que así se eliminen el polvo y la suciedad acumulada. 

Tampoco podemos cerrar el paraguas nada más usarlo. En vez de eso, se recomienda dejarlo abierto en un lugar bien ventilado hasta que se seque. Si dispone de una funda, se debe aplicar para protegerlo del polvo y la suciedad.  

Varillas oxidadas

Las varillas oxidadas son otro problema común, pudiendo solucionarlo aplicando una pasta formada por bicarbonato de sodio y zumo de limón. Si la aplicamos encima de las áreas afectadas durante una hora, el óxido desaparecerá sin dejar rastro. 

Por otra parte, si queremos hidratar o lubricar las zonas móviles del paraguas, es preferible usar laca para el cabello en vez de aceites, puesto que pueden dañar o manchar la tela. 

La importancia del cuidado 

Visto lo visto, parece que mantener en buen estado el paraguas no requiere grandes esfuerzos. La clave es tener paciencia y no descuidarse a la hora de cuidarlo correctamente, con pequeños detalles que marcan la diferencia y alargan su vida útil. Y más cuando se trata de un objeto importante para el día a día.