Porque es una chica, por eso no puede. “Eso es verdad, las chicas no son bomberas, no he visto nunca una bombera”. “Se necesita fuerza, valor y agilidad para ser bombero”. “Es un trabajo muy peligroso para las mujeres”. “Hay que escalar, usar herramientas, cargar con mangueras”. “Es un trabajo que solo podemos hacer los hombres”. “Y las mujeres que queramos”. “Las mujeres no somos más torpes que vosotros. Lo que pasa es que por ser niñas no nos enseñan algunas cosas”. “Si hay que estudiar mucho, lo haré. Si hay que prepararse físicamente, también lo haré. Y trabajaré todas las horas de todos los días hasta que consiga ser bombera”. “Voy a ser bombera. O por lo menos lo intentaré. Aprenderé todo lo que sea necesario. Sé que será difícil pero tampoco será fácil ser azafata o piloto o arquitecta o veterinaria. Y no sé si me casaré, o si tendré hijos, ni siquiera sé si querré hacerlo. Lo único que sé con toda certeza es que quiero ser bombera”. Es un extracto de Mercedes quiere ser bombera, un cuento infantil que tienen que leer también los adultos. Esto lo saben muy bien en Iruña Oka, donde han organizado este verano en el parque de bomberos el campamento para chicas de 14 años ‘Emakume, zu ere suhiltzaile’. Y que nadie te diga lo contrario.