Esta mañana todo han sido prisas, carreras por el pasillo, gritos y empujones a ver quién llegaba primero al salón. Muchos nervios, pero sobre todo, mucha ilusión para ver qué habían dejado en esta casa de Salburua después de trabajar toda la noche. Eso sí, antes han comprobado que se lo habían comido y bebido casi todo, la leche, el vino, las galletas y los lacasitos. Al abrir la puerta del salón, en el árbol de Navidad lleno todavía de luces y bolas, estaban todos los regalos. Había para todos. Para aita, una zapatillas nuevas para salir a andar en bici (justo lo que les había pedido). Para ama, también zapatillas nuevas y camisetas para estrenar la semana que viene en clase de gimnasia (lo que les había escrito en la carta). Para Lucía, un balón de baloncesto. Por fin. Ya lo tiene. Para poder entrenar cuando quiera en el barrio. Pero las sorpresas no acababan ahí. Porque había otro paquete y cuando lo ha abierto no se lo podía creer. Melchor, Gaspar y Baltasar le han dejado un abono para el Araski y una camiseta firmada por las jugadoras. Y para el más pequeño de la familia había otra sorpresa. Además del disfraz de Hulk que le había pedido a Baltasar, al abrir el último regalo allí estaba lo que más quería: ¡una foto firmada por su adorada Olga Carmona!