Acaba de comenzar la temporada y las quejas sobre los horarios de los partidos del Deportivo Alavés ya llevan tiempo escuchándose. De un tiempo a esta parte, son las televisiones –las que ponen la mayoría de los ingresos de muchos clubes, recordemos– las que determinan días y horas. Y la prioridad absoluta es cubrir el máximo de franjas horarias con solo un encuentro en cada una. A partir de ahí, se encaja un puzle que a no todos agrada. Las quejas por jugar los lunes son comunes a todas las aficiones sin excepción –nada hacen los clubes para eliminar ese horario–, pero, a partir de ahí, cada cual tiene sus preferencias. Para quienes trabajan por la tarde-noche, los viernes son aciagos, aunque la juventud los ve bien; los domingos por la mañana no les resultan agradables a los más jóvenes, aunque a los mayores les encantan. Los partidos del fin de semana a las cuatro de la tarde son para muchos demasiado pronto –ya no digamos a las dos, hora institucionalizada de la comida dominical–, mientras que el prime time del domingo a las 21.00 es dificultoso para las familias. Y ya sin entrar en los que viajan... Los partidos a las 18.30 –o sábados a las nueve– serían lo ideal, pero, como ven, con diez partidos por jornada y otras tantas franjas horarias contentar a todos es imposible.