Por fin llega una fecha marcada en rojo en el calendario de todo vitoriano. A partir de hoy a las 18.00 horas y hasta el próximo 9 de agosto la alegría invadirá las calles de la ciudad en unas Fiestas de la Blanca que, pese a que acostumbran a ser ejemplares, no están exentas de acontecimientos censurables que pueden convertir en un infierno lo que debería ser una jornada de diversión y de desconexión de las preocupaciones del día a día. Las fiestas del año pasado, sin ir más lejos, se saldaron con seis pinchazos a mujeres, dos agresiones homófobas y tres detenidos por abuso sexual. Y es que cuando el alcohol y las masificaciones se juntan con la falta de cerebro y de humanidad se dan esta clase de sucesos inadmisibles y totalmente opuestos al espíritu de las Fiestas de la Blanca. Poco podemos hacer para evitar que esta clase de energúmenos cuya única fuente de diversión es atacar a los demás se mezclen entre nosotros, pero sí que habría que intentar anticiparse y prevenir esta clase de agresiones y, en caso de no llegar a tiempo, prestar ayuda a quien la necesite. Lo ideal, en cualquier caso, sería que pudiéramos disfrutar de estas fechas sin tener que lamentar incidentes, ya que, de conseguirlo, habría doble motivo de celebración. Que cada uno disfrute a su manera, pero tengamos la fiesta en paz.