estas alturas de la película, he llegado a la conclusión de que camuflar nuestros prejuicios y deseos tras la ya manida frase "es mi opinión" no justifica lo que hayamos dicho o estemos a punto de decir. Porque esas tres palabras no son una fórmula mágica que nos de libertad absoluta para verter todo tipo de falacias infundadas y, en ocasiones, cargadas de ingentes dosis de odio y rencor. Porque no todo lo que sucede a nuestro alrededor tiene cabida para la opinión. Estoy segura de que ante la afirmación de que "el agua moja", nadie diría: "Pues yo creo que no, pero vamos, es mi opinión". Y no lo harían, precisamente, porque además de resultar un tanto absurdo, es algo que no tiene lugar a dudas, que ellos mismos han experimentado en sus propias carnes, de camino a casa y calados hasta los huesos por una tormenta que les pilló desprevenidos. Porque combatir los hechos con opiniones es como luchar con plumas contra alguien que está enarbolando un arma frente a nosotros, que mucho más que cosquillas no le lograríamos hacer. Porque en esta vida, no todo lo que ocurre tiene cabida para la opinión, ni podemos usar esa fórmula mágica para absolutamente todo. Pero vamos, que todo esto es simple y llanamente mi opinión.
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